La verdadera historia de la XLCR 1000
En estos tiempos de auténtico mestizaje de corrientes, de eclécticas escuelas de “custom-sport” americanas y europeas, y donde se suceden el más rabioso Hi-Tech con el resurgir de las viejas Bobbers; puede venir al pelo el redescubrimiento de la que en 1977 fue una novedosa y atrevida deportiva, y que desgraciadamente no conoció el éxito esperado y que posiblemente merecía.
Para refrescarnos un poco de la ardiente escalada de potencia de los nuevos motores “Revolution”, podemos hacer un guiño a los 70 y al denostado motor Ironhead, recordando la primera y única Cafe Racer de serie, fabricada por Harley Davidson.
Para situar someramente el nacimiento de nuestra protagonista, la XLCR 1000 (XL, Cafe Racer) de 1977, vamos a remontarnos al año 1968 en el que, tras la errática etapa de Aermacchi, la Company se vio sumida en unas casi insalvables dificultades financieras que la llevaron al borde del precipicio, hasta el punto de que la empresa AMF (American machine and Foundry, dedicada a la fundición y fabricación de maquinaria pesada) se hizo propietaria de la marca de Milwaukee, por 22 millones de dólares.
Bajo la dirección de la AMF, Harley Davidson vivió una de las etapas más críticas de su historia, sobreviviendo a duras penas con unos motores Shovelhead faltos de evolución y control de calidad, que volvieron a hundir a la marca en un profundo y más que peligroso bache, hasta que en 1981 un grupo de 13 hombres entre los que se encontraba Willie G. Davidson, compraron la Harley Davidson Motor Company, ante la evidente dejadez y falta de inversión y dirección de la AMF.
En esta delicada etapa, los últimos años de AMF es cuando, en un intento de sorprender y recuperar las ventas, hace aparición nuestra protagonista. A mediados de los años 70 AMF comprendió que había cometido un error adquiriendo Harley Davidson. Estaban fabricando motos obsoletas para un público nostálgico. A las nuevas generaciones no les interesaban las motos anticuadas y delicadas que exigían cierto sacrificio personal para su adecuado mantenimiento. Estos jóvenes se vieron rápidamente atraídos por las motos japonesas, que para entonces ya no eran una amenaza, si no un feroz y peligroso enemigo.
Así en 1977, de la mano de Willie G. apareció la XLCR, una Sportster de 1000 c.c. con un chasis ligero, llantas de aleación, un carenado de faro al más puro estilo italiano y sólo disponible en riguroso color negro. Una moto de calle con inspiración XR 750 de dirt track, aspecto amenazador e inconfundible aroma a Cafe Racer. Esta es la moto que reclamaba la prensa americana para contrarrestar la ofensiva de italianos y japoneses.
Enseguida atrajo la atención de los periodistas especializados, pero dejó indiferente al público en general. Los nostálgicos clientes habituales no la compraron y tampoco consiguió el favor de los jóvenes ansiosos de sensaciones deportivas, que no dejaron de mirar a la competencia, más efectiva y barata. Quedando así el modelo, en tierra de nadie.
La XLCR se vendió muy poco, sólo unas 3.100 unidades, hasta que dejó de fabricarse al año siguiente, en 1978. Si encuentras una en estado original, ¡cómprala! su escasez hace que hoy sea “carne” de coleccionista.
Anecdóticamente, en el año de su aparición coincidieron un par de acontecimientos singulares que parecen acompañar adecuadamente a esta moto de culto. En 1977 Steve Baker gana el campeonato del mundo de 750 c.c. y de esta manera se convierte en el primer piloto norteamericano de la historia en ganar un título mundial de velocidad. También en el 77 en Memphis, muere el Rey, Elvis Presley.
Fuente: Murcia Chapter H-D
Había una foto de ella por ahí, pero sin su precioso escape siamés, quizás el más bonito jamás diseñado.
Saludos...