Cabo norte 2011 en solitario

FenixHD

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CABO NORTE EN SOLITARIO 2011. EL VUELO DEL FENIX





Prólogo

Año 2011. Sábado, 3 de septiembre. Hace una semana que regresé de mi viaje por tierras nórdicas. El tiempo justo para tomar un poco de distancia y revisar y analizar con tranquilidad todo lo acontecido. Han pronosticado lluvias para este fin de semana, excusa perfecta para tomarme un respiro y empezar a preparar esta crónica que durará varios días. Tengo mucho material por revisar,han sido 27 días de viaje, 12.809 kms realizados, más de 3000 fotos en el ordenador y unos 40 videos filmados desde una Gopro, faceta en la que me he estrenado en este viaje.
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El viaje se empieza a gestar ya desde principios de año. Después de haber recorrido Alpes y algunos países europeos en el 2010, este 2011 comenzó también con indicios que sería una temporada en la que poco me bajaría de la moto, superando con creces los kilómetros realizados en el pasado. En enero se abre la veda asistiendo a la 30ª edición de Pingüinos. Posteriormente, en febrero y marzo,aparte de varias salidas de fin de semana con mis compañeros de korbera, y aprovechando días festivos me organicé unas rutas por el norte, Pirineos y País Vasco. Mi BMW R1150RT va como la seda, no me da problemas, ya tiene 115.000 kms pero la noto muy fina de motor. Peeeeeeero…. da la casualidad que en Pingüinos tuve la ocasión de probar la nueva R1200RT, ufff,que diferencia, que suavidad, que entrega más suave de potencia, es otro mundo,me hace bailar la cabeza. Y por otra parte también tuve la ocasión de probar una Harley Electra Glide del último modelo, con el nuevo chasis, un mundo en el que nunca me había planteado entrar pero que al sentarme en ella y rodar un poco, me tiró por tierra tantos y tantos tópicos oídos durante tiempo sobre este tipo de motos. Me empiezo a calentar y se me abre un dilema sobre si sustituir la BMW o adquirir la Harley y compartir las dos, teniendo en cuenta que lo que puedo sacar por la BMW actual tampoco será demasiado. Pasan los días y al final la decisión se decanta por la Harley, pensando que las sensaciones que me puede dar serán totalmente diferentes a la BMW, y de esta manera podré optar en cada momento por lo que más me apetezca.

A principios de abril coincidiendo con el gran premio de Jerez, me desplazo al concesionario Harley de Cádiz donde había encontrado por internet lo que buscaba, una Harley Electra Ultra Limited del 2010 con2.700 kms, casi nueva. La transacción ya estaba cerrada y me voy con ella puesta. Ya en el viaje de vuelta a Barcelona le empiezo a coger el gusto y la sensación es que voy a hacer muchos kilómetros y viajes con ella. Me empieza a surgir la idea de Cabo Norte y de que sería una buena manera de estrenarla en viajes de larga distancia.


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En Semana Santa me planifiqué una ruta por los Picos de Europa, para probar como se desenvolvía la Harley en este tipo de rutas por carreteras de montaña, curvas cerradas, etc. El test es pasado sin problemas y con garantías de poder realizar cualquier ruta en el futuro que me plantee. En ese momento la idea de realizar Cabo Norte toma cuerpo, y la idea dedejar la BMW en el banquillo para este verano y utilizar la Harley es la que prevalece.


En fin, vamos al tema sin más dilación. Cuando empiezo aplanificar el viaje, rutas, tiempos, presupuestos y demás y comentándolo con amigos con los que he viajado en el pasado, me voy dando cuenta de que es un viaje, que por sus particularidades, va a ser difícil encontrar compañeros de ruta. Al principio parece que el viaje lo vamos a realizar dos personas, pero al final, por causas diversas, la ruta la voy a acabar haciendo en solitario. Hace muchos años que no viajo en solitario, pero la idea también me atrae, y más después de haber leído diversas crónicas de compañeros que la han realizado en el pasado y a los que tan buenas sensaciones les dejó la aventura.

La crónica está estructurada en cuatro partes. 1ª.-La subidahasta Nordkapp 2ª.-Parte norte de Noruega y las Lofoten hasta cruzar la línea del círculo polar ártico 3ª.-Fiordos y parte sur de Noruega y la última la vuelta hasta casa.

Empieza la conquista de los 71 grados de latitud norte


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PARTE 1ª. LA SUBIDA HASTA NORDKAPP.

ETAPA 1. 31 julio. Barcelona(41°)-Annecy(45°). 738 kms

6h30m de la mañana. Suena el despertador, las maletas están hechas, sólo hace falta una ducha, afeitarse, vestirse de romano y emprender la marcha. En las últimas horas he recibido mensajes de ánimo y sms de mis amigos que me reconfortan. Los nervios de todas maneras están a flor de piel. El tiempo es inmejorable, sol y temperaturas moderadas que me ayudarán a pasar mejor las primeras horas.

Por la cabeza me pasan mil sensaciones, ilusión por emprender esta aventura, los nervios típicos de saber cómo transcurrirá todo,el deseo de que no aparezcan averías o accidentes que puedan llevar al trasteel viaje, un cúmulo de pensamientos de pensar que estoy loco por embarcarme en esta historia en solitario, en fin supongo que lo normal en un viaje de estas características, jaja, pero ya una vez cubiertos los primeros 200 kms y pasada la frontera todo va desapareciendo paulatinamente y se va transformando en un deseo de disfrutar cada momento del viaje, esté donde esté, y siempre con actitud positiva ante cualquier imprevisto que pueda surgir.

Primera parada para desayunar, en el mismo sitio en el que paramos en el viaje del año pasado a los Alpes en el que todo salió a la perfección. Repetir rutinas para ir metiéndose en harina. El Fénix vuelve a volar.


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El día transcurre con normalidad. Es cuestión de ir pasando las primeras etapas de autopista para ir subiendo lo más rápido posiblea zonas nórdicas. Sobre las cinco de la tarde llego a Annecy, primera parada prevista. En la recepción me encuentro con los primeros españoles (cosa que me ha pasado en casi todos loslugares en los que he estado, ¿Estamos en crisis?, pues hay mucho español viajando por ahí!!).
Ducha rápida y a visitar la ciudad. Empiezo a disfrutar consus numerosos canales (por algo la llaman la pequeña Venecia de Francia) y lo bien cuidados y ornamentados que los tienen.


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Un paseo por sus angostas calles de la parte antigua, de rasgos medievales, que me llevan hasta el lago

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Son las siete y media. Para ir cogiendo el “timing”de los horarios europeos me siento a cenar en una terraza justo al lado del Palais de l’Ile. Una zona muy concurrida y en pleno auge en las fechas en las que nos encontramos.

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De vuelta al hotel un último paseo tranquilo relajándome con la paz que me trasmite la ciudad.

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y por la belleza que te puedes encontrar en cualquier rincón escondido

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ETAPA 2. 1 agosto. Annecy(45°)-Heidelberg(49°). 530 kms

Un nuevo día soleado amanece. Hoy la ruta es más corta que el día anterior. Sigo por autovías y autopistas con la única intención de ir ganando grados de latitud norte que me vayan acercando a mi objetivo.

Aquí me tenéis en un descanso en una de las numerosas áreasque hay en las autopistas alemanas y muy bien equipadas, con lavabos, zonas deduchas, etc.


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Antes de las cuatro de la tarde ya estoy en Heidelberg. Se nota que con el buen tiempo la gente aprovecha para tomar el sol en cualquier lugar. Aquí una instantánea desde la habitación del hotel viendo a la gente relajándose a orillas del rio Neckar.

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Dejo las cosas tranquilamente, me cambio y salgo avisitar la ciudad. La verdad es que me gusta mucho ir en moto, pero también me encanta hacer de turista, paseando, para descubrir y conocer nuevos lugares. Es una de las razones por las que intento no hacer etapas de mucho kilometraje que me impidan disfrutar y ver mínimamente los lugares por donde voy pasando. Aquí la calle principal de la ciudad, Hauptstrasse, donde se encuentran la mayor parte de los comercios y zonas lúdicas, y al fondo la histórica plaza del mercado, Marktplatz, donde hay numerosos lugares para tomar una buena cerveza y comer (¡¡¡creo que ya sé dónde voy a cenar más tarde!!!).

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Aprovecho que voy sobrado de tiempo y me dirijo aver el Castillo de Heidelberg, considerado la ruina más famosa deAlemania. Se puede subir con un pequeño tren cremallera, pero el tener que esperar más de media hora para el siguiente y las indicaciones de la amabled ispensadora de tickets que me aconseja hacer el trayecto a pie, a través de un camino con 314 escalones, numerados, hacen que me decante por esta opción. La verdad que en media hora estoy arriba, ha valido la pena, la zona es espectacular, jardines para relajarse y las vistas de la ciudad inmejorables.

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Incluso puedo disfrutar de una bella puesta de sol con el puente antiguo, Alte Brucke, en el centro de la imagen.

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Y como lo prometido es deuda, pues para abajo, y a buscar una terracita en la Marktplatz, donde tomar una buena cervecita y algo para cenar.

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Después de cenar, un paseo por el lado de rio, hace muy buena temperatura, una parada, una foto al viejo puente y a descansar al hotel que aún quedan muchas jornadas y kilómetros por delante.

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Mi mas sincera enhorabuena por esa gran experiencia. Me ha gustado mucho el reportaje fotográfico.
 
ETAPA 3. 2 agosto. Heidelberg(49°)-Lubeck(53°). 632 kms

Tercer día de viaje. Todo marcha según lo previsto. El tiempo sigue siendo soleado, algo caluroso aún. Etapas de conducción aburridas, autovías y autopistas, salvo cuando te pasa algún Porsche o Mercedes a 200 por hora. Esto de no tener límite de velocidad en algunos tramos lo aprovechan de maravilla con sus bólidos. En algunos tramos iba a 140 km/h por el primer carril y era de los más lentos. A las 16:00h ya estoy en Lubeck. Como el tiempo aún es caluroso aprovecho para pegarme un baño en la piscina del hotel que me deja como nuevo. La duchita de rigor, ropa cómoda y a pasear.Interesante el casco antiguo, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, con sus construcciones góticas en ladrillo. En primera instancia la Puerta Holsten de Lubeck y del centro medieval. Los habitantes de la ciudad se reconocen a si mismos como la “Puerta del Norte de Europa”, señal que ya me voy acercando a la zona que suscita mi interés en este viaje.

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Interesante el Museo de los Títeres “FigurenTheather” que cuenta con más de mil ejemplares de diversos continentes y diferentes antigüedades.

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Y el paseo junto al rio Trave, donde está la zona lúdica y de restauración, que tiene una belleza especial.

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Una cena ligera junto al rio y la jornada terminará con un Gin Tonic en el Chill Out del Hotel, música new age de fondo y la vista perdida en el horizonte viendo como el día va apagándose lentamente.

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ETAPA 4. 3 agosto. Lubeck(53°)-Copenhague(55°). 469 kms

Hoy es el día en que dejo atrás el euro como moneda oficial y me adentro en los países nórdicos. Ahora sí que esto empieza a volverse interesante. Aún me queda más de la mitad del recorrido para coronar, pero el ser zonas desconocidas por mí, hace que mis sentidos se pongan totalmente alerta para no perderme ni un minuto de lo que vaya sucediendo y conociendo.

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La ruta transcurre con normalidad. Ya en Dinamarca, a la altura de Nyborg, cruzo el primer mega puente construido sobre el mar (pasarlo cuesta alrededor de 15 €), antesala del “Puente de Malmö” que cruzaré al día siguiente. Llego a Copenhague a primera hora de la tarde. Me apetece mucho conocer esta ciudad ya que siempre he leído cosas interesantes sobre ella. Manos a la obra, cambio la vestimenta motera por la ropa de turista y empiezo la ruta pedestre.
Bordeando el canal, por el paseo marítimo, el caminar se hace muy agradable.


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El edifico de la Opera, en el otro lado del paseo, en la isla de Holmen, con una construcción un tanto singular,teniendo en cuenta el lugar donde se encuentra.

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Sigue el paseo en busca de la famosa Sirenita que encontraré más tarde, mientras tanto me sorprende encontrarme con uno de los yates más grandes del mundo, de casi 100 metros de eslora, propiedad de un multimillonario alemán, del cual no pongo foto porque no me cabía ni en el encuadre, jeje, aparte de tampoco generarme más interés. Lo que si me genera interés es una fiesta típicamente danesa a bordo de un barco más pequeñito.

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Y también la manera en que disfrutan del sol, recostados en tumbonas y disfrutando de un refresco, lugar donde han acudido como no, en bicicleta. Por cierto, hablando de bicicletas, que ya me olvidaba, horas antes cuando entraba en la ciudad, buscando una gasolinera para repostarestuve a punto de comerme a un ciclista, al cruzar sin mirar un carril especial del que disfrutan, y del que ni me había percatado. Y es que aunque tengas el semáforo en verde a la hora de girar a la derecha has de tener sumo cuidado en que no te embistan las bicicletas que por supuesto tienen preferencia. El tío se acordó de toda mi familia, pero bueno, tampoco le entendí porque hablaba en danés, jeje, y aparte le pedí disculpas por mi torpeza.

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Y al final fui a dar con la famosa Sirenita,” The Little Mermaid”, escultura que se instaló en este lugar en 1913, inspirada en el cuento de hadas con el mismo nombre de Hans Christian Andersen. Bastante concurrida y donde me encontré con una simpática pareja de catalanes, que fueron esta vez los encargados, cuando me tocó el turno, de inmortalizarme en dicho lugar, no sin antes pegar un resbalón en las rocas mojadas, que estuvieron a punto de hacerme probar las aguas del mar Báltico, seguido de un uuuyyyyyy!! generalizado de la gente que estaba en el lugar.

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Una vez hechas las oportunas fotos, retrocedo sobre mis pasos, para dirigirme a la zona del Nyhavn, con sus canales, y conocida por sus bares y restaurantes. La verdad que estaba a rebosar de gente, ya que el tiempo acompañaba. Una cervecita fresquita y a disfrutar del ambiente.

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Estuve un buen rato por la zona, hasta que empezó a caer el día, y pude disfrutar de una visión un tanto distinta de la zona.

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El día terminó con una merecida cena en el puerto, en el restaurante Salt, junto al hotel, en una noche plácida, con un menú degustación de productos locales.

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ETAPA 5. 4 agosto. Copenhague(55°)-Estocolmo(59°). 656 kms

Hoy toca levantarse temprano ya que tengo una tirada importante de kilómetros por delante. Salgo desde la capital danesa y me dirijo a la capital sueca. Nada más salir lo primero que me voy a encontrar es con el famoso puente de Malmö, “Oresundsbron”, unos ocho kilómetros volando literalmente sobre el mar, 82.000 toneladas de peso, en una obra de ingeniería faraónica que en su momento significó la unión entre los países del norte de Europa con el resto del continente. Cruzarlo cuesta unos 22 € aproximadamente. Para mí significa la puerta de salida, como aquel que deja atrás su tierra enbusca de otros lugares. En otros viajes esta sensación la tenía al cruzar la frontera española, pero esta vez la sensación de estar ya lejos de casa me la produce el cruzar este puente.

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El día transcurre plácidamente, con el predominio del buen tiempo como venía siendo habitual hasta el momento. A las cuatro tocadas llego al punto de destino. Un hotel céntrico que me permita desplazarme a pie para ir a visitar la ciudad. Para quién no conozca el centro de Estocolmo, pues es lo más parecido a un scalextric, túneles, pasos elevados,como te despistes, la vuelta para retroceder sobre tus pasos puede ser de órdago. Llego con la ayuda del GPS, no sin antes haber dado un par de vueltas ya que me hace pasar por calles cortadas y tengo que parar y recomponer el mapa en mi cabeza para orientarme y conseguir llegar a destino.

Una vez en el hotel viene el segundo capítulo con el parking. Le digo a la recepcionista que necesito guardar mi moto en él y me dice que me espere un minuto, que vendrá un empleado a indicarme, que no es un parking al uso, sino una especie de almacén, el cual tienen que bajar a abrir cada vez que alguien entra o sale. Viene el chico, (un Pau Gasol en potencia porque medía casi dos metros, cosa con la que hacemos broma), le indico donde tengo la moto y me pone una cara rara, ¿?, me dice que el parking está en laparte posterior de hotel, pero que estoy orientado al revés. Me empieza a indicar sobre un mapa la ruta que tengo que hacer para llegar, (¡¡¡¡a supuestamente 50 mts de donde estamos!!!!), que si cruza dos calles, que si la primera a la derecha, que si tuerce después del semáforo, etc…., el tío se lía,me dice que hasta para él, que vive allí, es complicado explicarme lo que debo hacer!?. Vamos a ser prácticos, jeje. Le digo que vaya él a abrirme la puerta que yo ya llegaré. Una vez se ha largado echo un vistazo al tema y me doy cuenta que si me meto en una zona de taxis al lado de la estación puedo hacer un cambio de sentido cruzando entre dos tranvías y me ahorro todo el pastel. Si me dicen algo, pues que soy de fuera y que me he perdido, jaja. Dicho y hecho, lo hago y llego al parking en un minuto, con la cara estupefacta del chico que me dice que como he llegado tan rápido. Una sonrisa y sobran las respuestas, dejo por fin la moto y me subo a la habitación a por mi merecida ducha.

La tarde transcurre con un paseo por el Old Town, situado en una pequeña isla en el centro de Estocolmo, que es una de las zonas con más actividad comercial y lúdica.


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Y una vista del atardecer con el Ayuntamiento de testigo mudo.

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Final del día, una cena ligera y un mojito en el SkyBar del hotel desde donde hay unas magníficas vistas de la ciudad, en tono de despedida de las grandes urbes por el momento, ya que a partir del día siguiente y durante bastantes más, los puntos de paso y parada serán zonas mucho menos pobladas, cosa que también me apetece, para dejar un poco el bullicio habitual y poder así disfrutar de ambientes más relajados.
 
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ETAPA 6. 5 agosto. Estocolmo(59°)-Sundsvall(62°). 377 kms

Después de cinco días de viaje, en el sexto tenía prevista una ruta muy tranquila. Aproveché para descansar un poco más y me levanté a las 8h30m. Desayuno copioso, como cada día, y a buscar la moto. Cargo las maletas y salgo un poco precipitado del parking, debido a lo comentado el día anterior. Una vez en la calle, paro la moto, me quito casco y guantes, montó GPS, y me preparo para la ruta. Primer incidente (de los tres que tuve en todo el viaje, aunque todos fueron leves y me permitieron continuar el viaje sin problemas), lo típico que nos pasa muchas veces y no por eso dejará de pasarnos. El casco encima del asiento, la moto inclinada, abro la maleta trasera para coger algo y el casco se va al suelo. Maldita sea!!! No se abre,el modular se ha quedado trabado y no abre la mentonera, he pasado de un casco modular a uno integral, suerte que la visera no se ha roto. Le echo un vistazo e intento arreglarlo, pero me da mala espina, se ha roto el enganche y pienso que igual aún la lio más y me quedo sin casco y decido no tocarlo, pensando que como está cerrado y me lo puedo poner sin problemas, pues tampoco pasa nada, además me dirijo a zonas más frescas donde no voy a tener problemas en este sentido. Al final aguantó todo el viaje perfectamente.

Salgo del enjambre del centro de Estocolmo y enfilo hacia elnorte. En este día supero los 60 grados de latitud, ya he cubierto 2/3 partesde la ruta de subida. La mañana transcurre sin más siguiendo la carretera que bordea el Mar Báltico y el golfo de Botnia.


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A las tres de la tarde ya estoy en Sundsvall, ciudad más pequeña, de unos 50.000 habitantes, sin nada reseñable, que me permitirá tomarme la tarde de forma relajada. De entrada un paseo por el centro de la ciudad.

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Donde me encuentro una serie de dragones decorados cada uno por diferentes artistas del país, y es que el dragón es el símbolo de esta ciudad.

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Y la iglesia de Gustav Adolfs, que por lo pequeña que es la ciudad, tiene unas dimensiones considerables.

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Un paseo por el borde del rio Ljungan, una parada para tomar un refresco y de camino a descansar que en la próxima jornada me espera la ruta más larga de las que tengo previstas con casi 800 kms pordelante.

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ETAPA 7. 6 agosto. Sundsvall(62°)-Rovaniemi(66°). 774 kms

Este sería un día duro. Tenía por delante una ruta larga y encima amanecía lloviendo. Primer día en que me encontraba con mal tiempo. No serían muchos a lo largo de todo el viaje (tres/cuatro a lo sumo), pero la insistencia de la lluvia me llegó a agotar. Empezó el día con lloviznas, parecía que no iría a más, pero a medida que iba hacia el norte, más fuerte llovía. Traje de lluvia (totalmente imprescindible cuando viajas por estas latitudes) y los primeros cuatrocientos kilómetros aguantando el chaparrón. En un momento dado la moto me hizo un “aquaplaning” que estuvo apunto de costarme el acabar por anticipado el viaje. Iba demasiado deprisa, con las ganas de salir de la tormenta, y tuve que relajarme y tranquilizarme e intentar disfrutar de la conducción bajo la lluvia de la mejor manera, a velocidades menores. De todas formas la moto se comportó de una manera excelente en estas condiciones y no tuve más sustos.

Pasadas las 12 del mediodía, después de casi cinco horas de agua de manera ininterrumpida, empiezo a ver claros en el cielo y el astro rey saca su cabeza y viene a saludarme. Que gustazo!!! Y es que a los latinos el sol nos carga las pilas y nos hace subir nuestro estado de ánimo.


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Y el cielo entrecortado, con nubes y sol, me regala unos paisajes maravillosos con sus reflejos sobre el mar.

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Después de un largo día, me toca cambiar de país, dejo atrás Suecia y entro en Finlandia, aunque será sólo por undía, de camino a la parte norte de Noruega. Llego sobre las cinco de la tarde a Rovaniemi, antigua capital de Laponia hasta hace muy poco, y situada a menos de diez kilómetros del Círculo Polar Ártico,donde se encuentra el poblado de Santa Claus y la residencia oficial dePapa Noel. Aprovecho el resto de la tarde para conocer un poco la ciudad y dejo para el día siguiente la visita al “Santa Claus Village” y al “Napapijri”

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ETAPA 8. 7 agosto. Rovaniemi(66°)-Alta(69°). 516 kms

El despertador suena temprano. Va a ser una jornada completa en todos los sentidos. Antes de emprender ruta hacia Alta, tengo pendientes varias cosas por hacer. A primera hora me dirijo al museo Arktikum, en el que puedo ver varias exposiciones sobre la cultura sami y Laponia y también sobre el Ártico, aparte de ver el túnel de cristal que llega hasta el rio Ounasjoki. Recomendable dedicar un tiempo para visitar este lugar, incluso hay un espacio/habitación donde te puedes tumbar literalmente en el suelo en unos colchones y te recrean la formación de las míticas auroras boreales, que se forman en los meses de invierno en el lugar.

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Después de recrearme en este lugar, cojo la moto para hacer los diez kilómetros que me separan del Círculo Polar y de SantaClaus. El día es completamente soleado, con lo que podré disfrutar doblemente de la visita. El lugar está completamente dedicado al turista, lleno de tiendas de “souvenirs” y demás. Lo primero, las fotos de rigor junto a la citada línea a partir de la cual el sol no se pone al menos un día al año, y donde hay una especie de escultura que marca la distancia que nos separa de las principales capitales europeas.

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Y aquí está la casa de Papa Noel, donde se le puede visitar y hablar con él, de forma totalmente gratuita. Lo que no se puede es hacer fotos, te las hacen ellos, y luego las adquieres si quieres, incluso el video de la visita que también te venden, todo por el módico precio de 48 €!!!.Pues bueno, yo entré a saludar y conocer a tan insigne personaje, a visitar el lugar y a hacerme las fotos de rigor.

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Cumplida con creces la visita al lugar, me vuelvo al hotel donde aún tengo que cargar maletas y cambiarme de ropa para emprender ruta. Quinientos kilómetros para plantarme en Alta, última parada antesdel día “D” tan esperado. La ruta es muy tranquila, muy poco tráfico,carreteras casi desiertas, un paisaje bastante homogéneo, me embarga una paz interior al sentirme próximo a mi objetivo, lo tengo a tiro de piedra después de haber recorrido más de 4.500 kms. La temperatura no supera los diez grados,el sol luce, voy bien equipado, lo que hace que la conducción sea muy placentera. El día va transcurriendo con total normalidad.

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A media mañana toca parar en una gasolinera de las que hay por la zona, totalmente automáticas, que funcionan con las tarjetas con chip, sin ningún personal, ya que voy corto de combustible. Pruebo una tarjeta, no me la admite, pruebo con la segunda, tampoco, pruebo con las de débito y nada de nada. Me mosquea y no puedo poner combustible. Busco con el GPS la gasolinera más cercana y me dirijo a ella. Es de otra compañía, pienso que en esta no tendré problemas. Paro, pruebo y el mismo problema, no me admite ni las tarjetas de crédito ni las de débito y tampoco hay la opción del efectivo. Me empiezo a calentar pensando a ver si se me han desprogramado las bandas magnéticas al pasar por algún sitio, lo que me pondría en un aprieto. Me queda gasolina para 40 kilómetros. Sigo ruta con una intranquilidad emergente y justo antes de cruzar la frontera con Noruega encuentro una gasolinera en la que hay personal, ufff, salvado, lleno el depósito y pago en efectivo, pero sigue mi mosqueo con las tarjetas. Pregunto a la señora y me dice que al ser domingo hay muchas compañías de la zona que no admiten las tarjetas extranjeras por el fraude que existe. Pues vaya tela, suerte que llevo efectivo, sino me quedo colgado. Por si acaso, al llegar a Alta, vuelvo a parar a poner gasolina y todo vuelve a funcionar con normalidad. Tema resuelto.

Me dirijo al lugar que tengo reservado para pasar la noche.Un hotel/residencia, justo delante del fiordo, el Altafjord, con unas vistas impresionantes y una terraza desde donde ya se puede ver perfectamente el sol de medianoche.


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Aún es temprano, son las cinco de la tarde y en la agenda del día tengo marcada la visita al museo de Alta, clasificado como “Patrimonio de la Humanidad por la Unesco”, donde se pueden ver las pinturas rupestres de Hjemmeluft, el mayor yacimiento de pinturas prehistóricas del norte de Europa, con antigüedades entre 2.000 y 6.000 años.

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La tarde es esplendida. Se nota que estoy muy arriba porque el sol baja con mucha lentitud. En esta latitud en estas fechas sólo hay dos horas en las que no hay luz solar directa. El paseo por el recorrido exterior del museo me ofrece momentos de extrema belleza.

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Y momentos de paz en los que el tiempo parece haberse parado. Me tomo mi tiempo para degustar cada minuto y liberar mi mente por completo.

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El día va llegando a su fin. Ha sido una jornada bien aprovechada, y la antesala del momento cumbre del viaje. Estoy a poco másde 200 kms de Nordkapp. Las emociones van en aumento. Toca descansar y prepararse para mañana.

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ETAPA 9. 8 agosto. Alta(69°)-NORDKAPP(71°). 236 kms

Ocho de la mañana. Un desayuno en la terraza del hotel con vistas al fiordo para empezar a entrar en calor. El día es claro y apacible. Tengo suerte, podré conocer Cabo Norte con sol y buen tiempo. Era una de mis inquietudes al principio del viaje y al final los astros se han alineado para abrirme ese hueco en el cielo y ponerme una alfombra de seda para cumplir mi sueño.

Antes de nada, como tengo tiempo, me dedico a limpiar la moto de mosquitos y demás suciedades. Tiene que estar presentable cuando llegue a destino. La dejo impecable, los cromados brillan más que nunca, como preparados para recibir la luz del sol en la parte más septentrional del continente.

Todo está perfecto, ni en mis mejores sueños habría pensado tener un día así. A las 9h30m estoy encima de la moto. Tengo por delante unas dos horas para llegar a Honningsvag, donde tengo reservado el alojamiento para la noche, ciudad que está a unos 30 kms de Cabo Norte. Los primeros kilómetros, saliendo de Alta transcurren por unas carreteras muy bien asfaltadas y divertidas con curvas enlazadas que me hacen disfrutar un buen rato. Después la carretera se torna más uniforme, con rectas muy largas hasta que llego a la zona en que empezaré a bordear el fiordo. La mezcla del mar por un lado y la tundra por el otro hacen que no sepa donde dirigir la vista ya que todo es digno de no perdérselo ni un instante.


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Son las doce de la mañana, estoy a pocos kilómetros de Honningsvag, tengo que pasar por el túnel que enlaza con la isla de Mageroya, el cual pasa literalmente por debajo del mar. Cruzarlo me cuesta unos nueve euros de peaje. Tiene una longitud de unos siete kilómetros y está hecho en forma de “V” para salvar el desnivel. La sensación de sentir que estás pasando por debajo de un océano es un poco escalofriante. Y además la iluminación no es la más adecuada, al igual que pasa con la mayoría de los túneles de Noruega, donde te las ves y te las deseas a veces para ver algo.

Una vez superado el túnel ya estoy en el lugar de destino. Me dirijo al hotel donde he de pasar la noche, a dejar todos mis enseres y prepararme para el gran momento. Mi nerviosismo va en aumento, noto que mis pulsaciones están un poco aceleradas.

Moto descargada y lista. Han sido casi 5.000 kms para llegar donde estoy y sólo me faltan 35 kms para llegar a destino. Cámara de fotos preparada. Voy a grabar también en video, con la Gopro, la subida final. Empieza la cuenta atrás.

La temperatura es de unos 7 grados, aunque no tengo nada de frio. La vegetación es totalmente escasa. Es la situación natural de la tundra, que debido al frio glaciar y con el subsuelo helado sólo permite la formación de musgos y líquenes que dan un poco de color al paisaje.


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20 kms, ……., 15 kms, ……, giro a la izquierda para tomar el tramo final, 10 kms, ……, voy disfrutando cada momento. Por mi mente pasan muchas cosas, estoy realmente emocionado, me acuerdo de la primera vez que monté en moto con 16 añitos, con una Yamaha que me compró mi padre con tanto esfuerzo, porque él también era motero, y siempre me recordaba lo libres y afortunados que nos sentimos cuando estamos encima de una moto. Y yo me siento muy afortunado de haber podido cumplir este sueño. 5 kms, 4…., 3……,2….., voy dando gritos de algarabía dentro del casco, 1….., veo al fondo la barrera de entrada al recinto,….. y a mi derecha el cartel que me indica que ya he llegado: NORDKAPP

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Una paz interior recorre mi cuerpo. Moto parada, silencio, el momento vale la pena disfrutarlo. Detrás de mí para otro motero eslovaco,con el que nos hacemos las fotos mutuamente, y también un ciclista que viene desde Helsinki (1.500 kms, uff, eso sí es un reto). Me decido a entrar en el recinto, la entrada vale 30 €, y te vale para dos días, con lo que no tendría que volver a pagar más tarde cuando regresara para observar el sol de medianoche. Aparco la moto, me encuentro con dos compañeros moteros de Sevilla que ya han cumplido con el ritual y emprenden el camino de regreso. Y me voy a visitar tranquilamente la zona y a ver la famosa bola del mundo objeto de cientos, de miles de fotos de turistas llegados al lugar.

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Después de haber hecho todas las fotos posibles, es hora de reponer fuerzas, una comida ligera en el restaurante del complejo y me vuelvo al hotel, donde celebro con una merecida siesta la consecución de mi objetivo.
 
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Un par de horas de descanso son suficientes. Me desperezo y me preparo para el segundo asalto. Aún me queda la vuelta al recinto para observar la puesta de sol. Pero antes la visita obligada al Ártico Ice Bar, un bar hecho completamente de hielo, regentado por unos españoles, a los cuales había visto en su momento en el programa “Españoles por el mundo”, gente muy agradable y el local de impresión.

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Llega el momento de volver al Cabo, el sol sigue luciendo, vamos a ver si es posible ver la puesta en condiciones. En estas fechas el sol se pone a las 23:30h y sale a las 01:00h, con lo que en ningún momento se hace de noche porque, aún a las doce, la luz que hay en el cielo es como la que puede haber en nuestro país a las 20:00h en verano.

Son las ocho y media de la tarde cuando tomo estas instantáneas en la carretera de subida.


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Ya dentro del recinto, noto que hay mucha más gente que por la mañana y un montón de autobuses que suben a la gente por la noche a observar el famoso sol. El lugar tiene hora de apertura hasta las 01:00h de la madrugada par que todo el mundo pueda disfrutar convenientemente del lugar.

Yo me lo tomo con calma y a medida que el sol va bajando voy tomando algunas fotos. Estas fueron tomadas minutos antes de las diez de lanoche.


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Algunas nubes van invadiendo el cielo y se acumulan en el horizonte, algo que suele ser bastante habitual. No veré una puesta al uso, pero las tomas que puedo captar me recompensan holgadamente y las imágenes quedarán grabadas para siempre en mis retinas.

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Son las once de la noche, el sol ya casi se ha escondido, la temperatura ronda los 0 grados, ya no será posible ver nada más. Me quedo hasta las doce de la noche y la luz sigue siendo espectacular, se podría conducir perfectamente sin encender las luces. Llega el momento de partir, me resisto, quizás pasen muchos años para que vuelva a disfrutar de ese lugar, o quién sabe si volveré alguna otra vez. Mi vista no deja de mirar para todos los lados, quiero grabar completamente cada rincón. Una última mirada desde la distancia……….Adiós Nordkapp, fue un auténtico placer……………………..

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PARTE 2ª. NORTE DE NORUEGA Y LAS LOFOTEN.

ETAPA 10. 9 agosto. Nordkapp(71°)-Tromso(69°). 516 kms

El día después. Quizás se podría pensar que después de haber coronado en Cabo Norte, el viaje iría a menos, pero ahora venía lo bueno, me esperaban muchas más emociones, Noruega de norte a sur, las Lofoten, safari de ballenas, los fiordos, Geiranger, Bergen, el Preikestolen,…..
El día amanece soleado y tranquilo.


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Enfilo dirección sur, por la misma carretera del día anterior. Me voy cruzando con varios moteros que deben estar sintiendo las mismas sensaciones que yo había tenido hacía pocas horas. Ellos estaban a punto de cumplir su sueño, yo ya buscaba nuevos destinos.

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Era habitual por la zona encontrar a los renos campando a sus anchas, pero puedes pasar despacio por su lado sin problemas porque no se asustan fácilmente, y tampoco hacen movimientos bruscos.

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En principio tenía la idea de parar y hacer noche enel fiordo de Sorkjosen, para llegar el día siguiente a Tromso, pero a mediodía al ver que iba muy bien de tiempo, me paré en un café de carretera y deshice las reservas que tenía y decidí seguir hasta Tromso, donde pasaría el día siguiente entero, siendo a la postre el primer día de descanso de moto, después de once días.

La carretera E6 que bordea los fiordos de la parte norte de Noruega, me va ofreciendo imágenes espectaculares.


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La mezcla del sol con las nubes entrecortadas hace que mires donde mires encuentres una foto de postal. Si aquí ya me estoy quedando prendado, cuando llegue a las Lofoten, que gozan de más renombre,como será!?. Voy haciendo camino tranquilamente. Es una ruta para tomársela con calma, aquí no vale el retorcer el gas para ir más deprisa, sería un delito no prestar atención a lo que ofrece la naturaleza y centrarse sólo en la carretera.

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Sobre las seis y media de la tarde llego a Tromso, el cielo se ha vuelto negro y parece que va a caer la del pulpo. Al final mucho ruido y pocas nueces. Hago los últimos kilómetros hasta el destino previsto y guardo la moto en un parking natural que tienen habilitado en unos túneles de la ciudad. Una cena rápida, un paseo para tomar el pulso a la ciudad y a descansar. Ha sido un día que se podría etiquetar como de transición,después del orgasmo de emociones del día anterior, pero la verdad es que para nada, la zona recorrida, es una zona a perderse. El circular bordeando los fiordos, por carreteras poco transitadas, hace realmente especial y gratificante esta ruta.

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ETAPA 11. 10 agosto. Tromso(69°) 1er día de descanso. 0 kms

Día de descanso de moto. Esto parece el Tour de Francia, jeje. Bueno, descanso entre comillas, porque tengo la agenda repleta para el día de hoy. Subir con el “Cable Car” al monte Storsteinen desde donde se tienen unas magníficas vistas de la ciudad, el MuseoPolar, la Catedral Ártica, la calle Prestengata, …..

El día esta nublado, no hace frio, pero amenaza con lloviznas finas. Lo primero que hago es coger el autobús que me dejará al pié del funicular para subir al citado monte. De momento la visibilidad es buena con lo que podré disfrutar del paisaje. En primera instancia el famoso puente de Tromso que une a esta ciudad con el continente.


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Las vistas desde arriba son perfectas, quizás con sol lucirían de otra manera, pero esta luz tan típica del verano de Tromso le da un realce especial a la ciudad, creando un ambiente típicamente pesquero con las gaviotas revoloteando sin parar por el puerto.

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La vista de la Catedral Ártica con forma de cabaña blanca construida en 1965, con un interior con múltiples cristaleras multicolores.

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La calle Prestengata, en una zona peatonal, con unas casas de madera de varios colores muy pintorescas.

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Y la biblioteca, poco común al uso, desde su construcción a sus espacios abiertos y diáfanos en el interior, zona infantil, exposiciones, cafetería, internet y explicaciones en varios idiomas para los turistas.

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Toca visitar los dos museos recomendados, el MuseoPolar (6 € la entrada), muy completo, con recuerdos de expediciones a los polos de exploradores como Amundsen, cuya estatua se encuentra en el puerto, y el Museo del Ártico (13 € la entrada), también llamado Polaria, de construcción muy vanguardista, donde hay un acuario con focas marinas y diversos animales y vegetación de estos ambientes tan gélidos.

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Y una pequeña foquita, la cual tuve a menos de un metro, pero que me parece que estaba un poco asustada de tener a un energúmeno haciéndole fotos y espantándola con el flash. Menos mal que no vino la madre en su busca, porque entonces el espantado hubiese sido yo, jaja.

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A todo esto ya se han hecho las seis de la tarde, me ha dado tiempo de pasear por el centro de la ciudad, de comprar los recuerdos correspondientes, y antes de encaminarme a la merecida cena, me doy un paseo por el puerto, el cual a estas horas tiene un ambiente muy calmo y agradable.

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El día termina con una copa en un pub cercano al puerto, de ambiente muy distendido. La conclusión es que es una ciudad que merece la pena visitar, con actividad suficiente para no aburrirse, siendo sede de la Universidad situada más al norte de Europa, y beneficiándose de su ambiente juvenil. Es punto de partida de casi todas las expediciones al PoloNorte y en invierno un buen lugar para divisar las auroras boreales.
 
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ETAPA 12. 11 agosto. Tromso(69°)-Andenes(69°). 318 kms

Después del día de descanso de moto, toca retomar ruta. El día amanece nublado aunque las perspectivas según el servicio meteorológico noruego en internet son que no lloverá o lloverá muy poco. Y la verdad es que durante todo el viaje el porcentaje de acierto fue casi total, una verdadera ayuda que revisaba todas las noches para programar el día siguiente.

La ruta de hoy es corta, tranquila, bordeando los fiordos del norte para dirigirme a la isla de Senja, desde donde he de coger el primer ferry del viaje que me llevará de Gryllefjord a Andenes. Aunque nublado, puedo disfrutar de los paisajes que me voy encontrando.


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La mañana transcurre de forma apacible, y llego a la isla de Senja alrededor del mediodía. Como el ferry no sale hasta las siete de la tarde, tengo todo el día para recorrer la isla. Me desvió de la carretera principal y cojo la que circula por el borde de toda la isla. Un acierto, la carretera es angosta pero espectacular, poco tráfico, casi ninguno,y la belleza de la isla sublime. Pequeños túneles que voy atravesando, algunos sin luz, con el suelo mojado que me hacen bajar la velocidad a menos de 30 km/hy tener los ojos bien abiertos por lo que me pueda encontrar. Es una de las cosas que más me sorprendieron de Noruega, no llegué a comprender lo deficitario del sistema de iluminación que tienen habilitado, y más con lacantidad de pasos subterráneos que hay el país. De todas maneras lo que me iba encontrando al otro lado valía la pena el haber sufrido unos minutos de oscuridad.

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Hasta que llego a un pequeño poblado dedicado a los trolls donde se encuentra el de mayor tamaño de todo el mundo, el “Senja Trollet”.

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Hasta encuentro alguno que me recuerda a algún amigo motero con los que salgo habitualmente…………………………………………………….

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Visitado el poblado sigo bordeando el mar hasta el lugar desde donde he de tomar el ferry, Gryllefjord. Son las cuatro y ya hay gente haciendo cola. Dejo la moto en la parrilla habilitada para embarcar y me voy a comer algo y a pasear un rato para hacer tiempo.

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A las siete todos embarcados. El viaje, moto incluida, cuesta 30€, unas pequeñas nubes para amenizar el viaje, que durará una hora y cuarenta minutos y destino Andenes, donde tengo programado el safari de ballenas para el día siguiente.

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ETAPA 13. 12 agosto. Andenes(69°)-Safari Ballenas. 0 kms

Hoy es el segundo día de descanso de moto que aprovecharé para embarcarme en un pequeño barquito que me llevará mar adentro, desde donde esperamos divisar las ballenas. Aquí tenemos al barco en cuestión.

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El día amanece soleado y tranquilo. Nada hace presagiar lo que acontecerá después. En todos los viajes suele haber un día, un momento malo, donde te acontece algo inesperado y que te hace pasar un malrato.

Sobre las nueve de la mañana ya estoy en el puerto, donde antes de emprender la marcha, te ofrecen una visita guiada por el museo de las ballenas, donde te explican su historia y evolución. Por cierto la entrada para todo el safari cuesta alrededor de 105 €. Aquí un esqueleto de la cabeza de una ballena de unos 16 mts de longitud.


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Después de la visita un pequeño paseo hasta la zona de embarque. Todo sigue en calma. Temperatura agradable (unos 6/8 grados), para estar donde estamos. Parece todo tranquilo................

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Y llega el momento. 11.30 horas. Embarcamos, el trayecto dura unas dos horas de ida y unas dos de vuelta, o sea que estaremos un buen rato en alta mar. La recomendación que hacían al reservar el safari era llevar ropa de abrigo para no tener frio. Yo me he puesto el térmico de arriba y de abajo, un cortaviento y una cazadora impermeable. Salimos del puerto y aunque hace sol, el mar empieza a picarse y la temperatura a bajar, no en vano estamos en el Mar de Noruega a puertas del Océano Ártico. Pasa una hora de trayecto y la temperatura ya está por debajo de los cero grados.Somos unas 50 personas a bordo y ya he visto a tres o cuatro pasar por el baño, totalmente mareadas. Yo me empiezo a notar extraño, uy, uy, uy, cuidado. Estamos a punto de llegar a la zona donde está la fosa marina donde habitan las ballenas, encima de la cual salen a la superficie a oxigenarse, que es cuando se las puede ver.

En un momento dado y sin opción a levantarme del banco en el que estaba, el mareo se hace evidente y empiezo a devolver. Me retuerzo por el suelo durante unos segundos y cuando ya no me queda nada más, puedo reclinarme en una silla lateral totalmente blanco. Noto mucho frio en el cuerpo, estoy débil, y necesito entrar en calor de alguna manera. Pido una manta que me rehace unos minutos, los justos porque en esos momentos el capitán del barco grita “ballena a estribor”. Consigo reincorporarme, tapado con la manta, y ver la ballena durante un rato, la veo oxigenarse (momento en el que le hago la foto, aún no sé cómo tuve fuerzas para hacerla) y después la veo cuando se vuelve a sumergir y hace el movimiento típico en el que toda la cola emerge, siendo el momento cumbre. Hemos visto a una ballena, objetivo conseguido. Aquí está el cetáceo en cuestión.


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Pero yo cada vez estoy peor, el frio se apodera de mi cuerpo, creo estar en síntomas de hipotermia, no me tengo en pie. Le digo a la guía que me voy dentro a una pequeña sala a entrar en calor, ella me dice que eso es peor, que aún me marearé más, no para de decirme “it’s the worst place, it’s the worst place”, y un cuerno el peor sitio pienso, yo sólo sé que como no entre en calor me caigo en redondo, casi no noto mis piernas. Aprovecho que se va para otro sitio y me meto en el baño, es un lugar cerrado de un metro de largo por medio de ancho y me encierro allí, al menos no pasa aire, me siento y sigo devolviendo, bueno ya no me queda nada dentro, pero los vaivenes de mi cuerpo me hacen pasar un muy mal rato que tardaré tiempo en olvidar. Total que como el barco ya había emprendido el viaje de vuelta yo me quedé ahí dentro durante casi una hora, reclinado contra la pared, con la cabeza baja, y posición fecal, esperando que la hora que nos quedaba para llegar pasase rápido.

Al notar que el barco va bajando su velocidad y el balanceo mengua, salgo del lavabo y veo el puerto a menos de diez minutos, uffff, porfin. El barco para, devuelvo la manta y me bajo como puedo del barco. Estoy en tierra firme, bien!!!!!. Pero sigo bastante mal. El hotel lo tengo a 500 mts.Me voy directo allí, son las tres de la tarde, me meto en la cama, me tapo hasta las cejas y me quedo allí hasta las siete. Cuando me despierto, ya medio repuesto, me pido algo para comer y un agua con gas que acaba de reanimarme. Ya no voy a salir por la noche. Toca descansar que las jornadas venideras son de moto y vienen las Lofoten, y tengo que estar en plenas facultades cuando llegue allí.

La verdad que en mi vida me había mareado. He hecho otros viajes en barcos mayores y menores y nunca había tenido esa mala experiencia. Luego pensé que el problema fue que no iba suficientemente abrigado y tuve un corte de digestión, lo que me provocó esa bajada de temperatura corporal tan súbita. En fin, el mal día había pasado. Una experiencia más para contar.Aunque preferiría haber hablado sólo de ballenas, pero bueno, es lo que tocó. De todas maneras sigo recomendando el safari, y si volviese a ir, lo volvería a hacer, es una experiencia única.

 
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ETAPA 14. 13 agosto. Andenes(69°)-Harstad(68°). 292 kms

Dicen que después de la tempestad viene la calma, después de un día un poco aciago por los problemas de salud habidos, la mañana se despertaba perfecta. Un buen desayuno para volver a recargar las defensas mi cuerpo y preparado para la marcha. Son casi las nueve de la mañana, hoy toca visitar la parte situada al norte de las Lofoten. Moto cargada, temperatura alrededor de los diez grados, sol, y paz, mucha paz. Voy saliendo de Andenes poco a poco, un pequeño pueblo de unos 2000 habitantes, pero que parece desierto, todo muy tranquilo. El CD que acabo de poner me regala la canción de Josh Rouse, “Quiet Town”, pienso que nada más apropiado para despedir el lugar.

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Y lo que me voy encontrando en los primeros kilómetros me ayuda a cargar el resto de las pilas. Hoy voy a ritmo Harley, la velocidad no supera los 60 km/h, me apetece sentir la brisa en la cara, disfrutar de la moto y del paisaje, volver a encontrar las sensaciones positivas en mi interior.

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Una vez dejada atrás la isla de Andoya, antes de enfilar dirección Harstad, al norte de Hinnoya, cojo un puentea la derecha que me sitúa en la isla de Langoya, cortada por multitud de pequeños fiordos. Es una isla con una carretera central y otras dos que bordean los fiordos, una hacia el norte y otra hacia el sur. Como no son muy largas, primero me dirijo hacia el norte. El tiempo acompaña y se convierte en un verdadero placer el circular por estas zonas.

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Y después hacia el sur. No son más de 40 kms hasta que se acaba la isla, pero los puentes, el mar y la naturaleza se funden en imágenes de postal.

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Una vez llegado al final, media vuelta, paro en una gasolinera a repostar y aprovecho que veo una zona de lavado (Vask, parece que ya he aprendido algo de noruego, jeje) para dar un repaso a la moto que ya necesitaba, y es que los cromados se han de hacer notar, jeje.

Con la moto limpia, voy en busca del puente de salida de la isla para afrontar la segunda parte del trayecto.


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Otra vez en la región de Hinnoya, los paisajes siguen sucediéndose. Es uno de los días en los que más me está impresionando todo lo que me voy encontrando. La perfecta antesala a las Lofoten que visitaré al día siguiente.

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Y más, y más, y mires donde mires te quedas anonadado, sin palabras, y como el día acompaña pues aún resalta más labelleza. Y el agua está tan calma que se convierte casi en un espejo de la realidad. La carretera que me lleva a Harstad, después de haber pasado por una zona realmente divertida de curvas, en la que también he disfrutado dela moto, me va ofreciendo instantáneas sin parar.

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Y a media tarde llego a Harstad, donde me encuentro con una feria de productos alimenticios, donde predominan los españoles, embutidos, quesos, como en casa vamos. Y a pocos pasos enfrente del puerto, el hotel donde descansaré por la noche, uno de los mejores lugares donde he estado, con unas vistas espectaculares desde la habitación, con una sauna acristalada desde la cual puedes ver, y casi tocar el fiordo. Eso sí es relax.

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Las dos últimas fotos están hechas desde la ventana de la habitación. Un placer para los sentidos. El día va llegando a su fin, aunque como aún estoy en latitudes altas, el sol como mucho me dejará unas tres horas. El día de hoy ha sido un aperitivo de lo que me espera mañana,..ufff……., bueno ahora os lo cuento con detalle.
 
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