FenixHD
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ETAPA 15. 14 agosto. Harstad(68°)-Svolvaer(68°). ISLAS LOFOTEN. 469 kms
Orgasmo, y no hablo de sexo. Así podría definir el día vivido en las Lofoten. Salí alrededor de las ocho de la mañana y eran las ocho de la noche cuando llegaba a destino. Casi doce horas sin parar, recorriendo para arriba y para abajo estas islas y todos sus rincones perdidos, y el cansancio nunca se apoderó de mi cuerpo. La energía que me trasmitía todo lo que me encontraba me ayudaba a seguir y a seguir, y tuve la suerte, como casi todo el viaje, de encontrarme un día espléndido, que iluminó cada puente, cada roca, cada ciudad, cada montaña que pude visionar y degustar perfectamente.
El día empieza ofreciéndome un despertar plácido con el sol alumbrando la ventana de mi habitación. Aún en paños menores la primera imagen que puedo captar ya me va preparando para lo que me acontecerá en unas horas.
Un desayuno plácido con la vista perdida en el horizonte, y la moto preparada para llevarme hasta donde le pida.
Dirección sur, hasta llegar a Svolvaer, para después continuar hasta el último pueblo de las islas, llamado A, el que sale primero, alfabéticamente, en todos los listados de ciudades del mundo. En los primeros kilómetros ya me voy encontrando cosas interesantes.
La carretera va desfilando por un valle, hasta llegar al Parque Nacional de Moysalen, donde se encuentra la montaña más alta de la isla de Hinnoya, con 1.262 mts de altitud. La verdad que por la temperatura que hace y viendo la cumbre de las montañas nevadas, junto con la espectacularidad de las mismas, se podría pensar que estamos en los Alpes, pero cada vez que veo la altitud en el GPS, ésta no suele sobrepasar los 300mts o menos, ya que buena parte de las rutas discurren a escasos metros de los fiordos.
Orgasmo, y no hablo de sexo. Así podría definir el día vivido en las Lofoten. Salí alrededor de las ocho de la mañana y eran las ocho de la noche cuando llegaba a destino. Casi doce horas sin parar, recorriendo para arriba y para abajo estas islas y todos sus rincones perdidos, y el cansancio nunca se apoderó de mi cuerpo. La energía que me trasmitía todo lo que me encontraba me ayudaba a seguir y a seguir, y tuve la suerte, como casi todo el viaje, de encontrarme un día espléndido, que iluminó cada puente, cada roca, cada ciudad, cada montaña que pude visionar y degustar perfectamente.
El día empieza ofreciéndome un despertar plácido con el sol alumbrando la ventana de mi habitación. Aún en paños menores la primera imagen que puedo captar ya me va preparando para lo que me acontecerá en unas horas.
Un desayuno plácido con la vista perdida en el horizonte, y la moto preparada para llevarme hasta donde le pida.
Dirección sur, hasta llegar a Svolvaer, para después continuar hasta el último pueblo de las islas, llamado A, el que sale primero, alfabéticamente, en todos los listados de ciudades del mundo. En los primeros kilómetros ya me voy encontrando cosas interesantes.
La carretera va desfilando por un valle, hasta llegar al Parque Nacional de Moysalen, donde se encuentra la montaña más alta de la isla de Hinnoya, con 1.262 mts de altitud. La verdad que por la temperatura que hace y viendo la cumbre de las montañas nevadas, junto con la espectacularidad de las mismas, se podría pensar que estamos en los Alpes, pero cada vez que veo la altitud en el GPS, ésta no suele sobrepasar los 300mts o menos, ya que buena parte de las rutas discurren a escasos metros de los fiordos.
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