este tema de casco abierto o "cerrado" se trata cada x meses en el foro y al final son siempre las mismas opiniones de los que están a favor y en contra, lo que me jode de cada vez que sale el tema es de que te tachen de irresponsable,que desprecias tu vida y tu integridad física por que te gusta ir con un jet, creo que todos sabemos lo que nos ponemos encima, el riesgo de sólo ir en moto, todos conocemos a alguien que se ha dejado la jeta en la carretera y que se ha matado con la moto (hasta llevando un integral) .....venga que cada uno se ponga lo que le de la gana (y nos dejen).
Me siento en cierto modo responsable, o aludido, si prefieres, por haber abierto este hilo.
Antes de hacerlo, era muy consciente que este tema ha sido sometido a debate en un sinfín de ocasiones. Lo he tenido muy en cuenta para no repetir y no hacer demasiado manido el asunto. Y por eso, precisamente, he pensado que traeros esta experiencia podría suponer un añadido interesante, algo más a valorar antes de salir de tu casa, antes de que salga yo de la mía, con un jet puesto en la cabeza. Nada más.
Ya dije al empezar que lo que más odiaría sería resultar moralista, y que ni siquiera quería transmitir ningún mensaje, tan sólo haceros llegar esta experiencia, como a mí me ha llegado, y que luego, el que quiera y le apetezca que reflexione sobre ella. Sólo eso.
Estoy seguro de que eres una persona de lo más responsable llevando un jet o un integral. No se trata de eso.
Por otro lado, en cuanto a los últimos comentarios que han dejado algunos compañeros sobre la equipación, pues viene al caso la disyuntiva que planteamos en los cursos de conducción -y perdonad que haga alusión a ellos-. Ni ir a por el pan vestido de Valentino Rossi, ni viajar por la autopista en camiseta, pantalón corto y chanclas, con casco abierto y sin guantes. Creo que entre esos dos extremos todos empezamos a negociar con nosotros mismos sobre el nivel de equipamiento y el tipo de recorrido que vamos a hacer.
Por ejemplo, en mi caso particular, no me gusta ir con mono de una sola pieza, de competición, y botas con botín interior por carretera. Alguna vez no me queda más remedio, pero procuro evitarlo, porque me siento tan protegido que me tengo que estar frenando, reprimiendo continuamente para no abrir el gas más de lo que debería. Prefiero llevar un equipamiento más práctico de carretera, o mono de dos piezas, o combinando chaqueta de cordura con pantalón de mono; de esa forma me siento mucho más rutero, más tragamillas y no tiendo a subir el ritmo espontáneamente.
Por otro lado, si alguna vez iba a buscar el pan en verano (menos de 1 km) con jet y en manga corta, iba tan cohibido que no conducía bien, que en ocasiones estaba a punto de cometer algún error porque la excesiva precaución me llevaba agarrotado. Por fin, conseguí adaptar a mi cuerpo la chaqueta calada de cordura como si fuera una segunda piel, produciendo un efecto muy semejante al que comentaba antes sobre el cinturón del coche, que siento que me falta algo si no lo tengo abrochado incluso cuando estoy aparcando.
Por último (de momento) sobre el máximo nivel de protección y la comodidad, soltura y agilidad; los comentarios que habéis dejado son de lo más apropiados, y siempre, al comprar equipamiento, el que sea, debemos de valorar también la libertad de movimientos que permite, ofreciendo la máxima seguridad. En este sentido, se presenta como paradigma, combinando al máximo ambos conceptos, el mono a medida de carreras. Cuando me probé el último que me hicieron, ya me lo advirtieron antes: en las primeras vueltas a la pista vas a ir despacio. Efectivamente, muy despacio. ¿Sabéis por qué? Pues porque el mono resulta tan cómodo que tienes la sensación de llevar un chándal puesto y, claro, te sientes de lo más vulnerable en el circuito. Tienen que pasar unas cuantas vueltas hasta que te crees que vas realmente protegido. Por añadidura, ya he tenido la ocasión de valorar el nivel de protección de este mono, y es asombrosa. En una caída a unos 120, con arrastrón y volteretas, se peló por varias partes, claro, pero yo al día siguiente pude salir a correr (a pie), sin el más mínimo rastro de la caída.