Bueno, son los gajes del oficio de motero, que le vamos a hacer. Los que hemos tocado el suelo sabemos lo que duele, pero es que esta dichosa afición no se lo que tiene que te engancha de tal forma que no hay Dios que te la quite de la cabeza.
Hay algo importante que deberíais hacer en cuanto las magulladuras os lo permitan, y es volver a subiros a una moto. Os lo digo por mi experiencia personal, en mi caso hace ya muchos años, la ostia fué muy considerable y me hice mucho, mucho daño. Después de aquello pasé 6 meses que para Dios y para mi se quedan, una pesadilla, no se lo deseo ni a mi peor enemigo... y aún hay secuelas que arrastraré de por vida. Pero la peor secuela fué que le cogí tal miedo a la moto que me dije que jamás de lo jamases volvía a montarme en una. Craso error, no se puede vivir con miedo, los miedos hay que afrontarlos y plantarles cara. Así que en cuanto podáis, pues a volver a rodar.
La moto, bueno, a ver lo que dice el seguro, si tiene arreglo pues adelante, si no, pues todo se andará. El plástico y el metal se reparan con facilidad, pero el cuerpo es más jodido, mucho más jodido, y en este caso estáis contando esto, que por suerte ha quedado en una mera anécdota. Quedaros con eso, lo demás es cuestión de paciencia, tiempo y dinero.
Me alegro de que estéis bien.