Después de leer todos vuestros comentarios y de reflexionar sobre ellos en general, en grupo, y no uno por uno, estoy empezando a llegar a una conclusión…, o más que a una conclusión, a una sospecha.
Veamos.
Ya hemos comentado en varias ocasiones que la conducción custom es un tanto abandonada, en el mejor sentido de la expresión, se entiende. Abandona en cuanto a la preocupación, a la tensión que exige una concentración: Deja ir la moto con un punto de atención, el mínimo y suficiente. Ya se ha dicho también en múltiples ocasiones que el motorista custom es el sibarita de la moto, es el que busca la conducción más placentera que le pueda sacar a su Harley en cualquier terreno.
Bien, atendiendo a esta última parte, va a resultar que el motorista custom es el más exigente de todos con el comportamiento de los neumáticos, más también que el que conduce una deportiva por la carretera, insisto, por la carretera y no por la pista (dejemos el circuito como capítulo aparte en este tema porque representa por sí solo todo un mundo independiente, lo mismo le ocurre al off road).
Esto que en un principio pueda parecer un contrasentido, tal vez pueda encontrar su razón de ser si hacemos esta pequeña deducción.
El motorista custom practica la conducción más abandonada, despreocupada, la más placentera. Bien. Está claro que, según esta forma de verlo, lo último que puede desear es que un neumático venga a importunarle, a incordiarle y mucho menos a sobresaltarle con cualquier reacción inesperada en su momento de relación. El motorista custom no conduce concentrado, con los cinco sentidos puestos en el comportamiento de la moto en general y tampoco de los neumáticos en particular. Lo que le pide motorista custom a sus neumáticos es únicamente que no le llamen la atención, para absolutamente nada, mientras conduce y que desde luego no tengan una reacción, totalmente imprevista para él, que le haga perder ya, de una manera definitiva, su confianza en esas gomas. Lo que les pide el mc es que no le molesten y que le permitan disfrutar ilimitadamente de esa conducción placentera, sibarita con la que vive la moto a su manera.
De otra parte, cualquier otro motorista conduce generalmente más concentrado (entre otras cosas porque así lo exige el ritmo más rápido que lleva), disfruta de la moto de otra forma, muchas veces intentando acercarse al límite y yendo muy pendiente de todas sus reacciones para contrarrestarlas aplicando los recursos de conducción que va interiorizando. Tengo la impresión de que un motorista naked o trail (en asfalto), incluso uno GT, es más tolerante con las diversas reacciones de sus neumáticos, les perdona más y se siente seguro con menos que un motorista custom.
Dejo al margen al motorista deportivo en carretera (vuelvo a repetir: sólo en carretera), porque por lo general conduce una moto que va sobradísima en respuesta y comportamiento dentro de los límites legales de conducción, y pude permitirse relajarse más que cualquier otro. Sin exageraciones, claro está.
Resumiendo, que el motorista custom, precisamente por esa conducción placentera y sibarita que practica, resulta ser el más exigente de la carretera.
Todo esto comentado, entiéndase, como una sospecha, ni siquiera como una impresión, y con todas, todas las reservas imprescindibles para hablar de varios colectivos (si mencionamos el caso concreto, entraremos en la ambigüedad y nos quedaremos ahí estancados).
A ver qué os parece.
Muchas gracias.