No puedo añadir las dos conclusiones extraídas hasta ahora en el encabezamiento del hilo, tal y como quisiera para que quedara expuesto con mayor claridad, porque el texto se excede en tamaño. En su defecto las coloco aquí a modo de resumen. La segunda ya fue publicada semanas atrás y la primera es de ahora mismo.
Espero que les sirva de orientación a los que andan un poco más perdido con este tema y las sensaciones que transmiten los neumáticos en determinadas circunstancias.
CONCLUSIONES AÑADIDAS EL 31 DE AGOSTO
COMPORTAMIENTO CON LAS PRESIONES DESCUIDADAS
He descuidado a propósito este apartado en mi moto, que la he usado como muestra porque, como ya comenté, monta unos neumáticos muy semejantes a los de cualquier custom, y además su arquitectura y su propio concepto permiten llevarlos más cerca del límite que en la cualquier Harley.
Bien, he pasado más de un mes y medio sin revisar las presiones, y al final, antes de acudir al manómetro para regularlas, los síntomas eran los siguientes:
1.- En Curvas rápidas:
Independientemente de que tanto el baúl trasero, de 48 litros, en la parte aerodinámica, como la llanta motriz de sólo 16” y, sobre todo, su altísimo perfil (hoy día impensable en cualquier modelo), tienen un efecto de lo más nocivo en este apartado, cuando pasaba los últimos días con las presiones sin regular, la moto tenía un comportamiento espantoso en el paso por los virajes más rápidos (incluso algún compañero mío que la probó me comentó que, literalmente, daba miedo), provocando un shimmy continuo, que sólo puedes controlar a base de una trazada precisa y sujetando la moto con las piernas y pisando las estriberas.
2.- En Curvas lentas.
El neumático delantero:
Pues provoca la misma sensación de caída que transmite un neumático deformado en un desgaste anormal, bien marcando una sección con forma de triángulo –como es este caso- o bien haciéndolo más cuadrada, con “hombros”. Es decir, sientes cómo al inclinar la moto hasta un punto se cae, y realmente se cae…, hasta que vuelve a apoyar, claro está con la superficie más extensa de la cubierta.
El trasero:
En general la moto transmite una desagradable sensación de flotación, una inseguridad, que no te permite inclinar con confianza. Es como si la moto tumbara sobre un fino colchón de goma espuma.
Aparte de esto, lo peor es que el neumático trasero derrapa, desliza con facilidad cuando abres gas, a veces incluso con suavidad, inclinando sobre un asfalto urbano desgastado por el tráfico: el clásico de una rotonda muy transitada.
3.- En recta.
A unos ochenta por hora, o menos, no podía soltar el manillar y guiar la moto sin manos. El tren delantero empezaba a sacudir la cabeza con tal violencia que, probablemente, me sacaría de la moto si no lo sujetase a tiempo.
Comprobación de las presiones:
El neumático delantero marcó 2.0 y el trasero 2.1
Las presiones recomendadas son:
Delante : 2.4
Detrás: 2.7/2.9
Regulé a 2.4 y 2.9, y sentí la moto completamente distinta en el propio carril de aceleración de la gasolinera. El efecto de caída del neumático delantero desapareció por completo, el trasero ganó todo el agarre que debía, transmitiéndome toda la confianza para hacer una tumbada hasta abajo en la primera rotonda que me encontré. El shimmy se atenuó muchísimo, aunque no desapareció debido al baúl y las medidas de neumático. Digamos que disminuyó como en un 60%. Lo mismo ocurrió con la sacudida de cabeza en recta, que continúa haciéndolo, aunque mucho más atenuado, pero pienso que es debido a que el neumático delantero ya se ha deformado por desgastarlo defectuosamente –ya me ha pasado otras veces, porque soy un verdadero desastre con mis propias cosas-.
DEFORMACIÓN DEL NEUMÁTICO POR UN DESGASTE ANORMAL
Los neumáticos montados en una custom tienen una duración completamente fuera de rango dentro del mundo de la moto en general. Raro es el que en una GT pase de los once/doce mil km, normalmente en siete y diez mil en una naked (dependiendo de su potencia) y entre tres y cinco mil en una deportiva de litro o bicilíndrica de 1200. Hablando del trasero. El delantero suele durar dos veces más y en las deportivas hasta tres. Todo ello dependiendo, claro está, de la conducción, y teniendo en cuenta que son cifras aproximativas que sólo tratan de representar una referencia.
Bien. Esa larguísima duración, unida a un uso en el que la moto hace poquísimos kilómetros inclinada y con un ángulo mínimo (pongamos 20 grados a lo sumo) provoca fácilmente un desgaste indebido del neumático con su consiguiente deformación. Como todos muy bien sabéis, el neumático de moto tiene una sección curva para facilitar la inclinación. Es muy fácil que cualquier moto que ruede mucho por autopista deforme el neumático dándole una sección más o menos cuadrada, creando lo que se llama “hombro” u “hombros”en la forma de esa banda de rodadura. Si a esto le añadimos que es fácil descuidarse y olvidarse de comprobar las presiones demasiado tiempo (yo el primero), la deformación del neumático durante su uso está casi garantizada.
¿Cuál es el efecto que provoca al inclinar de un neumático cuadrado, un neumático con hombro?
Pues el de que cuando llegamos a ese pequeño ángulo con el que se ha deformado la banda de rodadura, nos llega una irremediable sensación de vértigo, sentimos por un instante cómo la moto cae. En realidad es así, la moto cae tres o cuatro grados de inclinación, por poner una cifra, mientras que se apoya sobre esa arista deforme; pero, eso sí, detiene su caída inmediatamente en cuanto vuelve a encontrar la cara exterior de la banda de rodadura por el lado correspondiente a la curva. Es muy fácil interpretar esto como un deslizamiento, como una pérdida de agarre del neumático. Yo mismo lo he confundido alguna vez y he tenido que poner toda mi atención para forzar más la inclinada buscando el apoyo más plano y exterior del neumático.
Ni que decir tiene que este vértigo se siente aun más en el caso del neumático delantero.
Este mismo efecto, para el que haya conducido motos de hace dos décadas o más, es el que provocaban aquellos neumáticos de sección triangular. Recuerdo los Metzeler Laser que montaban las BMW de los 90 y principios de este siglo, y con anterioridad, en los 80, los Dunlop K 81 (duros como piedras, por otro lado) para todo tipo de moto de media y gran cilindrada (recuerdo a las Laverda 1000 de entonces con ellos)
Por supuesto, al cambiar ese neumático deformado por uno nuevo, aunque sea de la misma marca y modelo, la diferencia en el tacto es como la noche y el día.