Tema interesante en el que he pensado muchas veces. He tenido Harley y ahora tengo una japonesa, pero tengo un contacto muy estrecho con la comunidad BMW y fue una de las opciones cuando salí de Harley.
Plantear el tema no es descabellado ni mucho menos, porque ambas fábricas tienen cosas en común, aunque no lo parezca.
Resumiendo, ambas marcas se han propuesto captar a los moteros para los cuales rodar en moto no es lo más importante. Esto, que parece un absurdo, creo que es importantísimo y es algo que han aprendido a la perfección las dos empresas. Es decir, ambas tienen una estructura de márketing y publicidad excepcionalmente afinada, de lo mejor del mercado, que han creado una imagen de marca muy potente, definida y determinada.
BMW quiere simbolizar estatus, lujo, prestaciones y vanguardia tecnológica. Harley ya lo sabemos todos: libertad, individualismo, cierto aire contracorriente y en contra de lo vigente, clasicismo, un pretendido estilo estético y de vida.
Estas imágenes son tan potentes que atraen a muchos usuarios que no están interesados primordialmente en el motociclismo, sino en todo lo que rodea a estas motos. También a los amantes de las dos ruedas, por supuesto, pero las dos fábricas tienen en común que van más allá. Por eso las dos empresas tienen verdaderos "fans", que no solo defienden su moto, sino que soportan incondicionalmente a la marca y todo lo que ella quiere significar. En todo esto, Harley y BMW se parecen muchísimo.
En cuanto a las máquinas y el uso que se les da, aquí sí que hay grandes diferencias. En general, las Harley ruedan muy poco comparado con las BMW. Las alemanas están diseñadas con la eficiencia y el confort como banderas, y son mucho más ruteras. Por eso el bemeuvista en general hace muchos más kilómetros. Una ruta con una GS de 500 Km es algo habitual en un fin de semana. Una ruta de 500 Km en una Harley es una gran ruta que cuesta hacer porque la máquina es mucho más incómoda, más costosa de conducir y más pensada para desplazamientos cortos.
También, por lo que yo he visto, el harlista es más romántico y ve el mundo de la moto de una forma más estética y menos materialista. El bemeuvista prima más los números, las prestaciones y las capacidades de la máquina, aunque ellos tambíen desarrollan vínculos emocionales con sus monturas, como los harlistas, pero por razones distintas. La experiencia de conducción BMW se enfoca más a las prestaciones, al estatus y la eficacia de la máquina. La experiencia del harlista esta relacionada más directamente con las sensaciones y la estética.
Para mí lo ideal es una mezcla.
Me gusta el romanticismo que rodea a los harlistas, el gusto por el motorismo clásico, el renunciar a esa carrera estúpida por más caballos, más electrónica, más prestaciones, como si fuéramos todos pilotos de motoGP o tuviéramos siempre que ir a la última. Me gusta la longevidad de las Harley, porque una buena moto lo es siempre, hasta cuando deja de estar de moda.
Por otro lado, de BMW me gusta el espíritu rutero. Me gustan las ansias que tienen de viajar en moto, de disfrutar de la carretera y de las curvas, de coger la moto y no parar hasta haber recorrido unos buenos centenares de kilómetros y haber descubierto una carretera nueva. No es casualidad que en la Rider 1000 catalana la mitad de las motos sean siempre BMW.
La orientación es distinta, pero la filosofía del motero se estructura de forma parecida. Para ambos la moto es algo más que una moto, les aporta cosas añadidas al hecho de conducirla, y en muchos casos son seguidores de los valores que refleja la marca. No siempre, por supuesto. Hay críticos en los dos lados, y leyendo foros de las dos marcas, uno puede encontrar temas muy parecidos, actitudes muy parecidas, incluso críticas muy parecidas.
En el fondo, creo que hay muchas cosas en común, y lo que sí predomina es una buena imagen de Harley entre los bemeuvistas y a la inversa, porque sabemos que son mundos parecidos que se pueden intercambiar en un momento dado de la vida motociclista de una persona.