Bueno se trata de que cada quien y cada cual es libre de ofenderse cuando se ríen de él, de sus pelos, de su cáncer o de que han ajusticiado a su hijo en la horca, no somos los demás los que tenemos que valorar si una persona ha de sentirse ofendida o no.
Si un hétero básico hace chistes de maricones los homosexuales se van a ofender hasta la zona roja y van a montar una bronca que deja pequeño lo de Ucrania, pero si uno del colectivo hace exactamente el mismo chiste con las mismas palabras, se van a partir de la risa.
Ahora mismo acabamos de ver todos como un señor aboga por reírse del cáncer como una cosa beneficiosa pero el tratar de razonar con él sobre el tema le parece una ofensa.
Al final solo puedo hacer una cosa, adaptarme a las circunstancias, si a los homosexuales les molesta que haga chistes del tema, pues no los hago, o mejor dicho, solo hago chistes sobre el tema con los homosexuales conocidos, y si alguien tiene cáncer, le dejaré que haga él los chistes que quiera, pero no seré yo el que los haga o el que se ría de su alopecia química, y si alguien se ofende por tratar de razonar con él, pues lo mismo, a razonar a otro patio que yo no quiero molestar a nadie.
Y Will le hizo al otro el mismo daño que pueden hacer las palabras, o mejor dicho, menos del que hicieron sus palabras, si le hubiera pegado con violencia física tendrían que haber llamado al presentador suplente.
