Estaba esperando que apareciera este hilo. Ya me había llegado ese artículo a través de varios medios.
Voy a hacer, en buena parte, de abogado del diablo y voy a decir, primero, que el desconocimiento y la generalización de los que hace gala esta persona descalifican casi todo el artículo. Sin embargo, guarda en el fondo una esencia y todos lo sabemos. No miremos a otro lado y reconozcamos una realidad que vivimos y compartimos con el resto de la sociedad.
Así pues, tengo que decir, en segundo lugar, que resulta obvio el que algunas motos (soccoter 2T con tubarro, naked y deportivas con escapes abiertos, supermotard y quads con lo mismo, y también motos custom con tubos y colas extra), en determinadas circunstancias, molestan a su paso, haciendo girar el cuello de algunos transeúntes que se sienten importunados, o incluso soliviantados. En una calle estrecha, al pasar junto a un hospital, una guardería o una biblioteca, con el añadido que todos sabemos sobradamente: En la noche, el eco de los escapes se propaga aun con mayor facilidad, trepa por las fachadas y llama a las ventanas y a las puertas de los balcones del vecindario.
Estoy seguro de que todos sois conscientes de estas situaciones que se crean con el paso de algunas motos y que aplicáis vuestros recursos, cada uno el suyo, para paliarlo en la medida de lo posible: Unos guardando la moto de estricta serie, otros acariciando, sólo un pelo, el gas, otros con esos mecanismos, a veces tan sofisticados, que abren y cierran las colas a voluntad, otros, qué sé yo, tal vez evitando transitar por espacios especialmente sensibles a los decibelios, como los que he mencionado y otros más.
Está claro que los borrachos, los botellones, las peleas, los del coche con los 1.500 watios de Enrique Iglesias o Melendi, escapando por las 4 ventanillas bajadas; y, además, el camión de la basura, las obras y los autobuses molestan también, y a veces mucho. Pero pienso que cada una de estas circunstancias necesita de una conversación independiente, teniendo en cuenta una determinante diferencia, para empezar, que los tres últimos constituyen un servicio público, y deben ser contemplados, pienso yo, con una óptica bien distinta, aunque no por ello dejemos de quejarnos, reprochar o denunciar el ruido molesto que hacen.
Entiendo cómo os sentís, por supuesto, entiendo vuestra indignación. Tan sólo escribo para que no rebosemos el asunto por el otro lado y hagamos con ello una apología de los decibelios. Y no lo digo, en absoluto, por lo que habéis escrito hasta ahora en el hilo, sólo como un apunte más.
Gracias.