Pues yo empecé jovencito con las motos y muuuucho mas tarde con las Harley, aunque he de reconocer que siempre me produjeron tortícolis (por aquello del giro de cabeza cada vez que las oía/veía). Con 16 tiernos añitos tuve un ciclomotor que sólo los muy carrozas como yo recordarán, una Montesa Fura de 49c.c., como esta:
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Fue como un embarazo (en simulación diferida y al revés). A los nueve meses desapareció (levantamiento de bienes), la subieron con cadenas y todo a una furgoneta y adiós, nunca la volví a ver. A los 19 tacos carnet A y promoción de categoría motociclística. Una bonita Ossa Enduro de 250c.c. tal que esta:
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Esto era otra cosa, con ella me caí unas cuantas veces y me ligué a la que hoy es abuela de mis nietos y compañera de sillín a partir de ese momento. En aquellos tiempos era estupenda y tengo un muy buen recuerdo del bicho. Años después cambié de aires y me agencié una Kawa GPZ400 muy chula y que si la subias de vueltas salía como un tiro aunque con una creciente sensación de inestabilidad bastante mosqueante.
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Pasé después unos años con una estupenda Honda VFR750, elástica, potente, estable y con un noble comportamiento en todas las circunstancias aunque después de recorrenr 100 km las piernas se me entumecían cosa mala. La mía era como esta:
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Tras algunos años sin moto después de esta maravilla en los que recuperé casi totalmente la circulación de la sangre por las piernas, tuve la feliz idea de creer que un scutre de suficiente cilindrada sería la solución para ir en moto sin torturar las articulaciones, así que pedí de regalo de cumpleaños nº 45 una Suzuki Bourgman 400 como esta:
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Craso error,las piernas no me dolían pero la sensación de ir subido en ese cacharro era insípida y dificil de definir pero desde luego nada parecida a la sensación de montar en moto así que me deshice de ella y pasó el tiempo hasta que cumplidos los 57 me di cuenta de que la moto que habia estado esperando toda la vida era una Softail Heritage del 2006 de la que me enamoré a primera vista, con la que llevo una relación de cinco años y cada día la quiero más (creo que mi ujer está un poco celosilla). Me paseo con ella todo lo que puedo sin asomo de dolor de piernas por muchos kilómetros que le eche y me gusta tanto montarla como desmontarla (para irle cambiando algunas cosillas) y es esta:
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Us saludo compañeros y birras fresquitas para todos además de mil perdones por el rollo que os he soltado.