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¡Desde luego, no lo entiendo!
Esto sí que es la sinrazón llevada a su máximo extremo en el mundo de La Moto:
Resulta que dejas a un lado una moto lógica y divertida, un monocilíndrico sencillo, dócil, práctico, refrigerado por agua y muy económico -de mantenimiento y de consumo-. Una moto fiable; una moto tan ligera que la puedes manejar como una bicicleta, una moto con la que puedes disfrutar haciendo curvas como con muy pocas, una moto, además, casi insustituible en el día a día, para ir a trabajar, para moverte entre la densidad del tráfico...
Y ahora resulta que dejas todo lo que te ofrece esa fantástica MT-03 y lo cambias por una... por un... por... ¡por ese hierro barroco!
Luego dicen que los que nos dedicamos a la velocidad estamos como una cabra.
Te deseo mucha suerte, aunque no estoy muy seguro de darte la enhorabuena... Bueno, la enhorabuena también, porque, si al final resulta que te va la misma marcha que a todos estos locos, a los que tanto aprecio...
Voy a intentar resumirlo mucho:
Cuando compras una Harley, normalmente renuncias a la emoción de la velocidad y el vértigo de las curvas, pero lo sustituyes por la emoción del sonido (parece que no, pero da poderío), de los bajos, y de sentirte un poco el centro de atención.
No lo veo tan complicado.
Yo me he quedado entre medio con mi R. Tengo un poco de "carácter Harley" (no mucho, sonido de serie), pero no he renunciado a las curvas haciendo la R más conducible (gomas, asiento y suspensiones). Es justo donde quiero estar.
No somos tan distintos, de verdad.