Osborne
Well-Known Member
Se ha discutido mucho en este foro cuánto hay en la atracción por las Harley de publicidad directa e indirecta de películas y mil historias y leyendas. He leido argumentos de todos los colores para explicar ese "sentimiento" hacia las motos que no se da en otras marcas. Yo mismo pienso que el aura que rodea a las Harley pesa mucho a la hora del "enamoramiento", pero últimamente estoy cambiando parcialmente de opinión.
Me explico. Tengo una 883R normalita desde hace seis meses. Digo normalita porque no la he tocado, sólo lo imprescindible para mejorar lo peor de la parte ciclo y la comodidad, quiero la moto para usarla más que para lucirla. Son cambios que estéticamente no afectan demasiado: amortiguación trasera y delantera y asiento, nada más. Me gusta la moto como está, me parece bonita.
Pues bien, en estos seis meses me han parado dos veces para felicitarme por la moto. La primera, el conductor de un autobús que se me paró al lado en un semáforo, me confesó su atracción por la moto desde la ventanilla y hasta acabó preguntándome el precio, cosa que le respondí sin ningún problema. La segunda al aparcar, un chico se me acercó y me preguntó qué modelo de Harley era, felicitándome y admirando la moto como si fuera la Gioconda.
Pero lo de hoy sí que me ha hecho pensar definitivamente.
He aparcado la moto en el párking en batería que tengo al lado del trabajo, como cada día, y he salido andando hacia la oficina. Me he girado ya algo lejos para ver si la había dejado bien aparcada y con el suficiente espacio para que ningún manazas la tocara cuando colocara su moto al lado, y lo que he visto me ha hecho sonreir de oreja a oreja. Ha llegado una SR250 montada por un hombre de unos treinta y tantos, y un chaval de ocho o nueve años que seguramente era su hijo. Han aparcado justo al lado de la mía y el niño se ha bajado mientras su padre ponía el caballete a la Yamaha y se quitaba el casco. Inmediatamente se ha puesto a admirar la Harley con todo detalle: reloj, motor, ruedas... y lo que me ha impresionado es que se ha puesto a acariciar el asiento como quien acaricia a su novia o a su hermana, con carita de extasiado....
Realmente, hay algo en el diseño de estas motos que es artístico y es intemporal. Sí, encima hay mucho artificio y mucha palabrería hueca (que a mí me molesta), pero si apartas todo eso, encuentras belleza.
Me explico. Tengo una 883R normalita desde hace seis meses. Digo normalita porque no la he tocado, sólo lo imprescindible para mejorar lo peor de la parte ciclo y la comodidad, quiero la moto para usarla más que para lucirla. Son cambios que estéticamente no afectan demasiado: amortiguación trasera y delantera y asiento, nada más. Me gusta la moto como está, me parece bonita.
Pues bien, en estos seis meses me han parado dos veces para felicitarme por la moto. La primera, el conductor de un autobús que se me paró al lado en un semáforo, me confesó su atracción por la moto desde la ventanilla y hasta acabó preguntándome el precio, cosa que le respondí sin ningún problema. La segunda al aparcar, un chico se me acercó y me preguntó qué modelo de Harley era, felicitándome y admirando la moto como si fuera la Gioconda.
Pero lo de hoy sí que me ha hecho pensar definitivamente.
He aparcado la moto en el párking en batería que tengo al lado del trabajo, como cada día, y he salido andando hacia la oficina. Me he girado ya algo lejos para ver si la había dejado bien aparcada y con el suficiente espacio para que ningún manazas la tocara cuando colocara su moto al lado, y lo que he visto me ha hecho sonreir de oreja a oreja. Ha llegado una SR250 montada por un hombre de unos treinta y tantos, y un chaval de ocho o nueve años que seguramente era su hijo. Han aparcado justo al lado de la mía y el niño se ha bajado mientras su padre ponía el caballete a la Yamaha y se quitaba el casco. Inmediatamente se ha puesto a admirar la Harley con todo detalle: reloj, motor, ruedas... y lo que me ha impresionado es que se ha puesto a acariciar el asiento como quien acaricia a su novia o a su hermana, con carita de extasiado....
Realmente, hay algo en el diseño de estas motos que es artístico y es intemporal. Sí, encima hay mucho artificio y mucha palabrería hueca (que a mí me molesta), pero si apartas todo eso, encuentras belleza.