moriwoki
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http://www.foroharley.com/f12/transitar-carreteras-desconocidas-parte-20892/#post304731
Carreteras intermedias:
Éstas carreteras son las que cruzan terrenos de suave irregularidad, con desniveles poco pronunciados entre los que se intercalan tramos llanos cortos. En ellas encontraremos curvas rápidas pero angulosas, con forma de codo abierto, y serán las ondulaciones del terreno las que dibujen el trazado y nos anticipen la dirección de esas curvas: veremos aproximarse montículos, cerros y pequeñas colinas que la carretera bordeará forzosamente, y según como vaya perfilándose la colocación de ese obstáculo en nuestro frente, podremos adivinar hacia dónde y de qué manera trazarán las próximas dos o tres curvas.
El elemento más común en este tipo de recorridos es el cambio de rasante: un tipo de paso ancestralmente peligroso que se ha cobrado un gran número de víctimas a lo largo de los años. Aparte de la señalización, ¿qué puede predecir el rumbo del trazado al otro lado de un cambio de rasante?
Pues, vagamente, la disposición de los árboles, los cortes del terreno, si los hay, y sobre todo la línea aérea telefónica.
El primero de estos indicios, los árboles -existen cada vez menos, si es que queda alguno, acotando nuestras carreteras por pura seguridad-, nos pueden indicar más bien por dónde NO va a transcurrir la ruta, y nos presentarán una franja más o menos amplia hacia la que apuntar nuestra rueda delantera.
Tampoco son frecuentes los cortes del terreno viajando por este tipo de carreteras; sin embargo, si encontrásemos alguno, nos será de mucha ayuda porque marcará con bastante exactitud el camino que seguiremos a la bajada del cambio de rasante.
Por último, sí es habitual que la línea telefónica aérea discurra paralelamente a estas carreteras, generalmente a unos 15 o 20 metros de ella. Es una buena referencia porque los 4 o 5 metros que se la eleva sobre el suelo se harán suficientemente visibles desde el otro lado de la mayoría de estas rampas que alfombre el asfalto. Se reconoce fácilmente por sus postes simples, sin el arbolado que muestran los del suministro eléctrico, y por el considerable grosor de su único cable. Antes de nada debemos tener presente que el tendido telefónico nunca cruza por encima la calzada, siempre que transitemos por una carretera completamente despoblada.
Bien, ahora para la explicación, pongamos que nos sigue por la derecha: si vemos delante de nosotros que la línea y los postes viran hacia la izquierda, querrá decir que la carretera también lo hará manteniendo esa distancia paralela de más de una decena de metros. Sin embargo, no podemos seguirlo ciegamente si es que deriva a la derecha, porque muchas veces se aparta de la ruta asfaltada para salvar alguna depresión del terreno o cualquier otro obstáculo que no vemos. Por tanto, no conviene fiarse demasiado cuando el tendido telefónico vira hacia el mismo lado que nos acompaña y lo mejor será tomarlo sólo como un dato secundario.
Por otra parte, debemos abordar siempre los cambios de rasante por una línea imaginaria situada sobre el tercio derecho de nuestro carril; es decir: como a un metro y medio de la línea blanca que nos separa del arcén. De esta forma damos un margen al posible desalmado que venga en sentido contrario invadiendo nuestro carril y también, por la derecha, a la repentina puesta en escena de un tractor, con sus amenazantes vertederas incluidas. Tened en cuenta que por algo este tipo de vehículos son los de mayor siniestralidad, a pesar de los escasos kilómetros que circulan por carretera.
Carreteras completamente llanas:
Transcurren por tierras como Los Monegros, La Mancha o los otros extensos campos de las dos castillas y de Andalucía. Tienen pocos cambios de rasante y si los hay, son suaves y predecibles. Las curvas en estos trazados son prácticamente anecdóticas, pero ojo con ellas porque casi siempre aparecen inesperadamente. Si la curva está señalizada, debemos de tomar muy en serio esa señal por dos razones: porque nos cogerá aletargados después de tanta recta y porque tendremos dificultades para ver bien su trazado debido a la perspectiva plana que nos ofrece el terreno. Circulando siempre por la vastedad de estos campos, con un horizonte recto como el del mar en calma, puede asaltarnos repentinamente una curva inverosímil y sin señalizar –bien porque no se molestaron en hacerlo en su día o bien porque la señal ha caído con la fuerza del último temporal-. ¿Qué nos puede delatar la existencia de una de estas curvas impredecibles, fruto con toda seguridad de algún litigio de terrenos? Pues de nuevo la línea telefónica y, también, el cereal -frecuentemente cultivado en estas tierras- que, cuando está crecido, nos puede dejar ver en medio de su espesura el claro por el que transcurre la carretera.
En cualquier caso, no podemos relajarnos hasta el abandono en estas carreteras porque corremos el riesgo de encontrarnos con una de esas curvas irracionales que deben su existencia, en muchos casos, a algún litigio de tierras. No puedo evitar al llegar a este punto hacer un acto de reflexión sobre la memoria de nada menos que once compañeros que dejaron la vida en la misma curva durante el mismo fin de semana. Fue durante el Gran Premio de Jerez del año 89, y la curva estaba el trazado de la A-4 a la altura de Almuradiel. Esa curva no existe desde hace muchos años, pero yo no la olvido: me llevé un buen susto la primera vez que me topé con ella.
Por último y apoyándonos en las tecnologías más actuales, el navegador nos puede anticipar muy bien el trazado en este tipo de terrenos tan llanos, donde nos puede predecir la aparición de esa curva extraña e inesperada. No es tan fiable, en cambio, en trazados más revirados, al menos yo no me fío de él a pies juntillas, y mucho menos en la montaña, donde muestra cierta imprecisión en este aspecto.
http://www.foroharley.com/f12/transitar-carreteras-desconocidas-parte-20892/#post304731
Carreteras intermedias:
Éstas carreteras son las que cruzan terrenos de suave irregularidad, con desniveles poco pronunciados entre los que se intercalan tramos llanos cortos. En ellas encontraremos curvas rápidas pero angulosas, con forma de codo abierto, y serán las ondulaciones del terreno las que dibujen el trazado y nos anticipen la dirección de esas curvas: veremos aproximarse montículos, cerros y pequeñas colinas que la carretera bordeará forzosamente, y según como vaya perfilándose la colocación de ese obstáculo en nuestro frente, podremos adivinar hacia dónde y de qué manera trazarán las próximas dos o tres curvas.
El elemento más común en este tipo de recorridos es el cambio de rasante: un tipo de paso ancestralmente peligroso que se ha cobrado un gran número de víctimas a lo largo de los años. Aparte de la señalización, ¿qué puede predecir el rumbo del trazado al otro lado de un cambio de rasante?
Pues, vagamente, la disposición de los árboles, los cortes del terreno, si los hay, y sobre todo la línea aérea telefónica.
El primero de estos indicios, los árboles -existen cada vez menos, si es que queda alguno, acotando nuestras carreteras por pura seguridad-, nos pueden indicar más bien por dónde NO va a transcurrir la ruta, y nos presentarán una franja más o menos amplia hacia la que apuntar nuestra rueda delantera.
Tampoco son frecuentes los cortes del terreno viajando por este tipo de carreteras; sin embargo, si encontrásemos alguno, nos será de mucha ayuda porque marcará con bastante exactitud el camino que seguiremos a la bajada del cambio de rasante.
Por último, sí es habitual que la línea telefónica aérea discurra paralelamente a estas carreteras, generalmente a unos 15 o 20 metros de ella. Es una buena referencia porque los 4 o 5 metros que se la eleva sobre el suelo se harán suficientemente visibles desde el otro lado de la mayoría de estas rampas que alfombre el asfalto. Se reconoce fácilmente por sus postes simples, sin el arbolado que muestran los del suministro eléctrico, y por el considerable grosor de su único cable. Antes de nada debemos tener presente que el tendido telefónico nunca cruza por encima la calzada, siempre que transitemos por una carretera completamente despoblada.
Bien, ahora para la explicación, pongamos que nos sigue por la derecha: si vemos delante de nosotros que la línea y los postes viran hacia la izquierda, querrá decir que la carretera también lo hará manteniendo esa distancia paralela de más de una decena de metros. Sin embargo, no podemos seguirlo ciegamente si es que deriva a la derecha, porque muchas veces se aparta de la ruta asfaltada para salvar alguna depresión del terreno o cualquier otro obstáculo que no vemos. Por tanto, no conviene fiarse demasiado cuando el tendido telefónico vira hacia el mismo lado que nos acompaña y lo mejor será tomarlo sólo como un dato secundario.
Por otra parte, debemos abordar siempre los cambios de rasante por una línea imaginaria situada sobre el tercio derecho de nuestro carril; es decir: como a un metro y medio de la línea blanca que nos separa del arcén. De esta forma damos un margen al posible desalmado que venga en sentido contrario invadiendo nuestro carril y también, por la derecha, a la repentina puesta en escena de un tractor, con sus amenazantes vertederas incluidas. Tened en cuenta que por algo este tipo de vehículos son los de mayor siniestralidad, a pesar de los escasos kilómetros que circulan por carretera.
Carreteras completamente llanas:
Transcurren por tierras como Los Monegros, La Mancha o los otros extensos campos de las dos castillas y de Andalucía. Tienen pocos cambios de rasante y si los hay, son suaves y predecibles. Las curvas en estos trazados son prácticamente anecdóticas, pero ojo con ellas porque casi siempre aparecen inesperadamente. Si la curva está señalizada, debemos de tomar muy en serio esa señal por dos razones: porque nos cogerá aletargados después de tanta recta y porque tendremos dificultades para ver bien su trazado debido a la perspectiva plana que nos ofrece el terreno. Circulando siempre por la vastedad de estos campos, con un horizonte recto como el del mar en calma, puede asaltarnos repentinamente una curva inverosímil y sin señalizar –bien porque no se molestaron en hacerlo en su día o bien porque la señal ha caído con la fuerza del último temporal-. ¿Qué nos puede delatar la existencia de una de estas curvas impredecibles, fruto con toda seguridad de algún litigio de terrenos? Pues de nuevo la línea telefónica y, también, el cereal -frecuentemente cultivado en estas tierras- que, cuando está crecido, nos puede dejar ver en medio de su espesura el claro por el que transcurre la carretera.
En cualquier caso, no podemos relajarnos hasta el abandono en estas carreteras porque corremos el riesgo de encontrarnos con una de esas curvas irracionales que deben su existencia, en muchos casos, a algún litigio de tierras. No puedo evitar al llegar a este punto hacer un acto de reflexión sobre la memoria de nada menos que once compañeros que dejaron la vida en la misma curva durante el mismo fin de semana. Fue durante el Gran Premio de Jerez del año 89, y la curva estaba el trazado de la A-4 a la altura de Almuradiel. Esa curva no existe desde hace muchos años, pero yo no la olvido: me llevé un buen susto la primera vez que me topé con ella.
Por último y apoyándonos en las tecnologías más actuales, el navegador nos puede anticipar muy bien el trazado en este tipo de terrenos tan llanos, donde nos puede predecir la aparición de esa curva extraña e inesperada. No es tan fiable, en cambio, en trazados más revirados, al menos yo no me fío de él a pies juntillas, y mucho menos en la montaña, donde muestra cierta imprecisión en este aspecto.
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