Seppuku
Well-Known Member
Cuentan las gentes de Piedralaves que no ha mucho (el jueves pasado, sin ir más lejos) apareció por el pueblo un aguerrido caballero, de nombre Orjatar el pirolítico, a lomos de su cerda de Milwaukee. El noble caballero, famoso por sus hazañas con las lubinas, a las que somete en su nuevo horno pirolítico (40 minutos, a 250ºC, en su punto de sal), paseose altivamente por el pueblo, calle arriba, calle abajo, buscando fonda donde saciar su hambre.
Una inocente y bella doncella se enamoró del fermoso caballero, al que invitó a su humilde morada a compartir viandas y quién sabe qué más. Orjatar, llevado por la pasión, cocinó a la joven doncella en su horno pirolítico y la convirtió en la vieja del visillo.
Desde entonces, la hermosa joven, fruto del encantamiento, pasea por el pueblo buscando un forastero que la de un cigarrillo a cambio de un sobeteo en el bolsillo del pantalón. Y aquí, acosado y sometido a sus encantos, el caballero Ralion ofrecióla un cigarro, y si no llega a ser por unos cuantos, allí mismo, voto a Bríos, que los veinte céntimos acaban en el bolsillo de su pantalón.
Una inocente y bella doncella se enamoró del fermoso caballero, al que invitó a su humilde morada a compartir viandas y quién sabe qué más. Orjatar, llevado por la pasión, cocinó a la joven doncella en su horno pirolítico y la convirtió en la vieja del visillo.
Desde entonces, la hermosa joven, fruto del encantamiento, pasea por el pueblo buscando un forastero que la de un cigarrillo a cambio de un sobeteo en el bolsillo del pantalón. Y aquí, acosado y sometido a sus encantos, el caballero Ralion ofrecióla un cigarro, y si no llega a ser por unos cuantos, allí mismo, voto a Bríos, que los veinte céntimos acaban en el bolsillo de su pantalón.