Nuevo en la marca

Yo no le he hablado nunca a una moto.
Pero si lo hiciera le diría, no me mates.
Yo siempre tengo unas palabras para con mis hierros.

El zarrio, mismamente, cuando me monto, le doy unas palmaditas en el salpicadero, le doy los buenos días, buenas tardes, y le echo un piropo del tipo de, -¡que bien hueles, cabrón!, vamos a dar una vueltita-.

El de batalla, menos, pero aun así, también suelo dedicarle unas palabras de reconocimiento.

La Harley, más de lo mismo, desde, -¡qué bonita eres, que bien suenas!-, etc.

Es una costumbre que tengo desde mi primer zarrio, y la he mantenido.
 
Joer, qué cara de felicidad. Pareces un crío, y no me extraña.

Aprovecha y disfruta el momento.

Cuando obre en tu poder ya te daré la enhorabuena.
 
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