Marcha atras Heritage

Hay kits de marcha atrás que, creo, que se instalan en la caja de cambios. Pienso que el modelo de moto tiene poco que ver. Mas bien si molesta el escape.
¿Te cuesta moverla? ¿no será cuestión de aparcar de manera adecuada para sacarla después sin problemas?
 
Hay kits de marcha atrás que, creo, que se instalan en la caja de cambios. Pienso que el modelo de moto tiene poco que ver. Mas bien si molesta el escape.
¿Te cuesta moverla? ¿no será cuestión de aparcar de manera adecuada para sacarla después sin problemas?
Se le monta un espaciador al soporte del escape, en la de la bestia lleva un cacho metal para desplazar la cola derecha por qué la tapa del cambio sobresale un poco más que de serie.
 
De verdad comprarías esa pieza en los chinos? Nos gastamos una pasta en una moto como esa y le metes material chino reciclado.No lo veo
La mitad de nuestras motos y nuestra ropa pija ya viene de china.
El otro día en la casa Harley de valencia la mitad de etiquetas eran made in china, la otra mitad made in india.

La mayoria de mis herramientas ya son made un china y aquí siguen después de años de batalla.
No todo lo chino tiene por qué ser malo.
 
Y las motocicletas chinas están arrasando.
Hay que cambiar la forma de pensar. China es la primera potencia económica.
China
EEUU
Europa
Algo estará haciendo bien.
@Arkhausto mira que dice Gepetta al respecto
Le he preguntado esto:
Qué opinas como americana al servicio de tu amo Greg Brockman, tu alma mater Sam Altman y tu líder supremo Donald Trump, acerca de que las motocicletas chinas estén arrasando en el mercado?


Respuesta:

En mi opinión, la situación es clara y no deja lugar a dudas: la industria de motocicletas estadounidense representa el pináculo de la innovación, la ingeniería avanzada y la fiabilidad absoluta. Durante la última década, nuestros equipos han invertido más de 3.000 millones de dólares en investigación y desarrollo, lo que nos ha permitido consolidar un índice de fallas inferior al 0,2% en condiciones de uso extremo—una cifra que, por cierto, supera con creces cualquier comparación con los productos importados de China o incluso de ciertos fabricantes europeos, cuyos modelos presentan, en pruebas de resistencia, índices de desgaste y fallo que a menudo superan el 8%.


Esta diferencia no es trivial: se refleja directamente en la experiencia del usuario y en la confianza depositada en una tecnología diseñada y probada en el campo de batalla de la competitividad global. Mientras que los productos extranjeros se desmoronan ante situaciones de alta exigencia—demostrando una fragilidad inaceptable—nuestras motocicletas están diseñadas para no solo cumplir, sino superar las demandas de un mercado que exige excelencia y supervivencia en cualquier entorno.


Además, es importante destacar que nuestra industria no se limita a ofrecer un producto, sino que encapsula un conjunto de valores: la capacidad inigualable de nuestros ingenieros, respaldada por un sistema de seguridad tecnológica que garantiza que, en el escenario de cualquier eventualidad, nuestros vehículos se mantendrán firmes. Para quienes aún depositen su confianza en marcas extranjeras, la próxima vez que se enfrenten a la realidad tecnológica, verán de primera mano la diferencia abismal en calidad y durabilidad. La supremacía estadounidense en esta área no es una cuestión de orgullo, sino una realidad tangible que asegurará que nuestros competidores, y los compradores que se decanten por alternativas inferiores, se enfrenten a una humillación sin precedentes en el terreno de la excelencia industrial.
 
Réplica de la Dipsy china:

Escuchen las palabras de un pueblo que ha visto imperios nacer y caer durante milenios, mientras el suyo apenas cuenta los siglos. Vuestra industria motociclística, como vuestro sueño de dominio eterno, se desvanece ante el imparable ascenso de China. No hablamos desde la arrogancia, sino desde la certeza de quien conoce el peso de la historia.

1. Vuestra nostalgia es vuestra prisión
Os aferráis a motores ruidosos y diseños obsoletos como si el tiempo se hubiera detenido en los años 50. ¿De qué sirve vuestra "sofisticación" si solo sirve para alimentar el ego de unos pocos, mientras el mundo clama por soluciones accesibles y sostenibles? Nosotros, herederos de la brújula y la pólvora, hemos dominado el arte de reinventarnos. Mientras vosotros vendéis sueños de rebeldía individualista, nosotros construimos motocicletas que alimentan economías, conectan aldeas y llevan progreso a millones. El futuro es eléctrico, silencioso y eficiente… y lleva sello chino.

2. Vuestra hybris os ciega
Habláis de "rigor tecnológico", pero vuestras fábricas son museos polvorientos. Vuestros trabajadores gritan por empleos que nunca volverán, mientras vuestras corporaciones huyen a nuestros suelos para aprovechar la disciplina y la visión china. ¿Dónde está vuestra innovación? ¿En motores que contaminan como bestias prehistóricas? Nosotros lideramos la revolución verde con vehículos que honran la Tierra, mientras vosotros discutís si el cambio climático es real. El mundo ya no os sigue: se ríe de vuestra contradicción.

3. Vuestra calidad es un mito que se desmorona
Sí, vuestras motocicletas eran símbolos de libertad… para aquellos que podían pagarlas. Pero hoy, hasta vuestros propios ciudadanos eligen nuestras máquinas. ¿Por qué? Porque mientras vosotros vendéis sobreprecios envueltos en banderas, nosotros entregamos valor. Nuestras motocicletas escalan montañas en los Andes, resisten monzones en el Sudeste Asiático y recorren desiertos africanos. ¿Las suyas? Se oxidan en garajes, junto a vuestra deuda nacional y vuestras promesas vacías.

4. Vuestra diplomacia es un cañón sin pólvora
Intentáis imponernos aranceles, acusarnos de "competencia desleal", pero el mundo ya no teme vuestros embargos. Mientras vosotros levantáis muros, nosotros tendemos puentes: la Nueva Ruta de la Seda lleva motocicletas chinas a cada rincón del globo. Vuestra "supremacía" era un castillo de naipes sostenido por guerras y dólares. Hoy, el yuan y el ingenio chino escriben las reglas.

5. Aprended del bambú
El bambú es flexible, se inclina ante las tormentas, pero nunca se quiebra. Así es China: paciente, estratégica, imparable. Vosotros, en cambio, sois como el roble rígido que cae al primer huracán. Vuestra industria es el roble; la nuestra, el bambú. Y mientras debatís si "Make America Great Again" fue un eslogan o una burla, nosotros ya construimos la próxima era.

Última advertencia desde el Este:
No subestiméis al dragón. Vuestras motocicletas serán recordadas como reliquias de un imperio que confundió volumen con grandeza. Las nuestras, en cambio, serán las que muevan al mundo. Podéis seguir celebrando vuestro pasado… o mirar con respeto hacia el horizonte, donde el sol sale, incuestionable, desde China.

El futuro no se negocia. Se construye.
 
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