moriwoki
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... viene de la primera parte: http://www.foroharley.com/f12/curvas-tambien-harley-13263/
Un primer apunte antes de cualquier explicación acerca de las curvas.
Tradicionalmente se dice que los motoristas somos mejores conductores que la mayoría de los automovilistas, y yo veo en ello dos razones fundamentales. La primera es que conducir una moto, sencillamente, nos apasiona a casi todos. Y la segunda es que, habitualmente, logramos con facilidad una concentración sobre las dos ruedas que el automovilista tiene muchas dificultades de conseguir. Esa concentración que la mayoría mantenemos a diario como un hábito de conducir tan elemental como plantar el trasero sobre el asiento es la que el principiante debe intentar conseguir desde el primer kilómetro que empieza a recorrer con su moto. Es fundamental mentalizarse de que hay que ir concentrado. Por muy elevado que sea el grado de diversión que podemos alcanzar con una moto -y puede ser muy alto-, NUNCA deberemos tomarlo como un juego.
Dicho esto, el siguiente punto a tener en cuenta es el apartado anteriormente descrito: "Escanear el suelo". Debemos reconocer el terreno que pisamos antes de lanzarnos al viraje.
Bien. Ya estamos concentrados y tenemos claro cómo es el asfalto sobre el que vamos a abordar la curva. ¿Qué necesitamos definir ahora?
La mentalidad, la actitud con la que debemos acercarnos al viraje.
Debemos adoptar una mentalidad activa, y esto, por simple que parezca, definirá nuestra capacidad de reacción y nuestro posicionamiento cuando estemos inclinados. Debemos de ir a por la curva, llevar la moto hacia ella. Hay que olvidarse de actitudes pasivas, de mentalidades retraídas; con ellas, la curva vendrá hacia nosotros, a por nosotros. De esa forma será fácil que al adentrarnos en el viraje nos invada y atenace la sensación de vértigo; si es así, quedaremos a merced del trazado de la curva, que puede cerrarse inesperadamente, o a la de cualquier eventualidad que nos guarde el asfalto.
Concentración, atención al suelo que pisamos (escanear el asfalto) y mentalidad activa; con esas tres condiciones nos adentraremos en el viraje buscando siempre el punto más interior, el más cerrado, que nos permita ver la propia curva, tanto si es ciega como si no lo es. NUNCA, NUNCA miraremos al exterior, aunque veamos en la línea contraria a la trazada a la, o a el, autoestopista más sugerente que podamos imaginar, aunque se plante en ella un ejemplar de la especie ibérica más preciada a punto de extinguirse. La prueba más evidente de que la moto es una prologanción de nuestro cuerpo la tengamos en el hecho de que va a ir exactamente donde miremos. En una moto de carreras (perdonad que la use como ilustración) bastará con que deseemos sin pensar ir a un punto para que al instante siguiente estemos en él, sin que aparentemente hayamos hecho absolutamente nada, tan sólo por el efecto de una simbiótica telepatía. Las Harleys también poseen -lógicametne unos modelos más que otros- su conexión con nuestra mente y sobre todo con los pequeños movimientos que hagamos con nuestro cuerpo, y debemos utilizarlo como recurso para hacer más fácil y seguro nuestro tránsito por las curvas.
Bien.
Entraremos en la curva sin complejos, sin manías de si a izquierdas mejor porque soy diestro o viceversa. Para nosotros no tiene que haber curvas de derechas ni de izquierdas, simplemente curvas. Las curvas son exactamente simétricas, como nosotros mismos. Es cierto que el cerebro tiene dos hemisferios con diferentes tareas asignadas, sí; pero la mente, que es lo que nos interesa, la mente del motorista es simétrica. Sí es cierto que, en carreteras de doble sentido, al tumbar a derechas el tráfico que viaja al contrario impone un serio respeto; pero también es verdad que las cuchillas de los guardaraíles hacen algo semejante cuando nos inclinamos a izquierdas. Por tanto, debemos de mostrarnos en las curvas hacia un lado y hacia el otro tal y como somos: Motoristas Simétricos.
Hablemos ahora del vértigo.
Para vencer ese vértigo inicial (El laberinto del oído indica al cerebro situación de caída a partir de los 35º con la vertical) con el que reacciona nuestro cuerpo cuando abordamos las primeras curvas, vamos a imaginarnos un tobogán. Ese tobogán gigante y escarpado que tanto nos imponía de pequeños y que un día, por fin cuando crecimos, hicimos acopio del valor necesario para lanzarnos por su rampa. La curva no es ni más ni menos que la rampa de ese tobogán.
Bien. Cuando divisamos la curva y nos vamos aproximando hacia ella, estamos ascendiendo por la escala del tobogán, y cuando llegamos al punto en el que debemos inclinar la moto para abordar ese viraje (siempre, por poco que parezca, es algunos metros antes de la propia curva), nos hemos situado frente a su rampa. Entonces, en ese momento, aparece ese vértigo natural que hemos mencionado y que en algunos casos nos cuesta vencer, nos cuesta lanzarnos por la rampa. En ese caso disponemos de un recurso que nos ayudará a inclinar la moto para inclinarnos en la curva.
Ese recurso es el conocido contramanillar.
Siempre lo hacemos, es más, no hacerlo es imposible. Yo me he pasado más de veinte años haciéndolo, incluidas decenas de carreras, sin ser consciente en absoluto de ello; hasta el punto de que cuando me lo explicó un buen amigo, pensé directamente que me estaba tomando el pelo. Es cierto, siempre lo hacemos. Cuando llegamos a un viraje de derechas, siempre giramos en el primer momento el manillar a la izquierda, en ese momento la moto cae hacia el lado derecho, hacia el interior de la curva. Bien, en este caso, para los principiantes, se trata de que hagan el contramanillar con una intención plenamente consciente. De esa forma la moto se iniciará sola la inclinación para abordar la curva, te lanzarás por la rampa del tobogán como si una mano invisible te hubiera dado un pequeño empujón.
A partir de ese momento, la curva transitará sola, y de una forma natural contrarrestaremos ese efecto de la inclinación inicial con el propio manillar y, así mismo, volveremos a hacer el contramanillar en sentido contrario para levantar la moto. Girar el manillar hacia el interior, hacia la derecha, en este caso, para provocar que la moto se levante y abra la trayectoria hacia la izquierda y la salida de la curva.
Lo dejamos en este punto. No hablamos de frenar ni de reducir a la entrada de la curva, tampoco de acelerar a la salida. Cuando hacemos las primeras vueltas en un curso de conducción, no tocamos ni el cambio ni el freno, ni tampoco se mueve el puño de gas de un punto de partida. La velocidad es constante, lenta, desde luego, pero constante para captar y acostumbrarse a la sensación que transmite el tránsito por las curvas y también para aprender la trazada, de la que hablaremos en un tercer capítulo, si os parece, junto con las particularidades que pienso se deben de tener en cuenta con la mayoría de las Harleys a la hora de abordar las curvas.
Tercera parte:
http://www.foroharley.com/f12/curvas-harley-iii-parte-19756/
Cuarta parte:
http://www.foroharley.com/f12/curvas-harley-iv-parte-19757/
Un primer apunte antes de cualquier explicación acerca de las curvas.
Tradicionalmente se dice que los motoristas somos mejores conductores que la mayoría de los automovilistas, y yo veo en ello dos razones fundamentales. La primera es que conducir una moto, sencillamente, nos apasiona a casi todos. Y la segunda es que, habitualmente, logramos con facilidad una concentración sobre las dos ruedas que el automovilista tiene muchas dificultades de conseguir. Esa concentración que la mayoría mantenemos a diario como un hábito de conducir tan elemental como plantar el trasero sobre el asiento es la que el principiante debe intentar conseguir desde el primer kilómetro que empieza a recorrer con su moto. Es fundamental mentalizarse de que hay que ir concentrado. Por muy elevado que sea el grado de diversión que podemos alcanzar con una moto -y puede ser muy alto-, NUNCA deberemos tomarlo como un juego.
Dicho esto, el siguiente punto a tener en cuenta es el apartado anteriormente descrito: "Escanear el suelo". Debemos reconocer el terreno que pisamos antes de lanzarnos al viraje.
Bien. Ya estamos concentrados y tenemos claro cómo es el asfalto sobre el que vamos a abordar la curva. ¿Qué necesitamos definir ahora?
La mentalidad, la actitud con la que debemos acercarnos al viraje.
Debemos adoptar una mentalidad activa, y esto, por simple que parezca, definirá nuestra capacidad de reacción y nuestro posicionamiento cuando estemos inclinados. Debemos de ir a por la curva, llevar la moto hacia ella. Hay que olvidarse de actitudes pasivas, de mentalidades retraídas; con ellas, la curva vendrá hacia nosotros, a por nosotros. De esa forma será fácil que al adentrarnos en el viraje nos invada y atenace la sensación de vértigo; si es así, quedaremos a merced del trazado de la curva, que puede cerrarse inesperadamente, o a la de cualquier eventualidad que nos guarde el asfalto.
Concentración, atención al suelo que pisamos (escanear el asfalto) y mentalidad activa; con esas tres condiciones nos adentraremos en el viraje buscando siempre el punto más interior, el más cerrado, que nos permita ver la propia curva, tanto si es ciega como si no lo es. NUNCA, NUNCA miraremos al exterior, aunque veamos en la línea contraria a la trazada a la, o a el, autoestopista más sugerente que podamos imaginar, aunque se plante en ella un ejemplar de la especie ibérica más preciada a punto de extinguirse. La prueba más evidente de que la moto es una prologanción de nuestro cuerpo la tengamos en el hecho de que va a ir exactamente donde miremos. En una moto de carreras (perdonad que la use como ilustración) bastará con que deseemos sin pensar ir a un punto para que al instante siguiente estemos en él, sin que aparentemente hayamos hecho absolutamente nada, tan sólo por el efecto de una simbiótica telepatía. Las Harleys también poseen -lógicametne unos modelos más que otros- su conexión con nuestra mente y sobre todo con los pequeños movimientos que hagamos con nuestro cuerpo, y debemos utilizarlo como recurso para hacer más fácil y seguro nuestro tránsito por las curvas.
Bien.
Entraremos en la curva sin complejos, sin manías de si a izquierdas mejor porque soy diestro o viceversa. Para nosotros no tiene que haber curvas de derechas ni de izquierdas, simplemente curvas. Las curvas son exactamente simétricas, como nosotros mismos. Es cierto que el cerebro tiene dos hemisferios con diferentes tareas asignadas, sí; pero la mente, que es lo que nos interesa, la mente del motorista es simétrica. Sí es cierto que, en carreteras de doble sentido, al tumbar a derechas el tráfico que viaja al contrario impone un serio respeto; pero también es verdad que las cuchillas de los guardaraíles hacen algo semejante cuando nos inclinamos a izquierdas. Por tanto, debemos de mostrarnos en las curvas hacia un lado y hacia el otro tal y como somos: Motoristas Simétricos.
Hablemos ahora del vértigo.
Para vencer ese vértigo inicial (El laberinto del oído indica al cerebro situación de caída a partir de los 35º con la vertical) con el que reacciona nuestro cuerpo cuando abordamos las primeras curvas, vamos a imaginarnos un tobogán. Ese tobogán gigante y escarpado que tanto nos imponía de pequeños y que un día, por fin cuando crecimos, hicimos acopio del valor necesario para lanzarnos por su rampa. La curva no es ni más ni menos que la rampa de ese tobogán.
Bien. Cuando divisamos la curva y nos vamos aproximando hacia ella, estamos ascendiendo por la escala del tobogán, y cuando llegamos al punto en el que debemos inclinar la moto para abordar ese viraje (siempre, por poco que parezca, es algunos metros antes de la propia curva), nos hemos situado frente a su rampa. Entonces, en ese momento, aparece ese vértigo natural que hemos mencionado y que en algunos casos nos cuesta vencer, nos cuesta lanzarnos por la rampa. En ese caso disponemos de un recurso que nos ayudará a inclinar la moto para inclinarnos en la curva.
Ese recurso es el conocido contramanillar.
Siempre lo hacemos, es más, no hacerlo es imposible. Yo me he pasado más de veinte años haciéndolo, incluidas decenas de carreras, sin ser consciente en absoluto de ello; hasta el punto de que cuando me lo explicó un buen amigo, pensé directamente que me estaba tomando el pelo. Es cierto, siempre lo hacemos. Cuando llegamos a un viraje de derechas, siempre giramos en el primer momento el manillar a la izquierda, en ese momento la moto cae hacia el lado derecho, hacia el interior de la curva. Bien, en este caso, para los principiantes, se trata de que hagan el contramanillar con una intención plenamente consciente. De esa forma la moto se iniciará sola la inclinación para abordar la curva, te lanzarás por la rampa del tobogán como si una mano invisible te hubiera dado un pequeño empujón.
A partir de ese momento, la curva transitará sola, y de una forma natural contrarrestaremos ese efecto de la inclinación inicial con el propio manillar y, así mismo, volveremos a hacer el contramanillar en sentido contrario para levantar la moto. Girar el manillar hacia el interior, hacia la derecha, en este caso, para provocar que la moto se levante y abra la trayectoria hacia la izquierda y la salida de la curva.
Lo dejamos en este punto. No hablamos de frenar ni de reducir a la entrada de la curva, tampoco de acelerar a la salida. Cuando hacemos las primeras vueltas en un curso de conducción, no tocamos ni el cambio ni el freno, ni tampoco se mueve el puño de gas de un punto de partida. La velocidad es constante, lenta, desde luego, pero constante para captar y acostumbrarse a la sensación que transmite el tránsito por las curvas y también para aprender la trazada, de la que hablaremos en un tercer capítulo, si os parece, junto con las particularidades que pienso se deben de tener en cuenta con la mayoría de las Harleys a la hora de abordar las curvas.
Tercera parte:
http://www.foroharley.com/f12/curvas-harley-iii-parte-19756/
Cuarta parte:
http://www.foroharley.com/f12/curvas-harley-iv-parte-19757/
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