Osborne
Well-Known Member
Una ruta tiene sus momentos. Los hay de transporte puro por autovías, que generalmente cojo al principio para llegar a la zona que me interesa, y que son aburridos. Los hay ratoneros, en los que te empleas a fondo y dejas de notar la dureza del asiento. Los hay de carretera recta y completo relax (si se puede uno relajar sobre dos ruedas).
Pero hay otros en los que te salta la sonrisa y que, por muy cortos que sean, son los que recuerdas en casa, y los que te hacen salir de nuevo a la carretera para volver a buscarlos.
La carretera de la Panadella va desde el mismo pueblo de La Panadella hasta Santa Coloma de Queralt. Administrativamente empieza en la provincia de Barcelona (B-221) y acaba en la de Tarragona (T-221). Son apenas 10 Km de trazado sinuoso pero no cerrado, y un asfalto inmaculado. El paisaje no es feo, sin ser espectacular: suaves colinas con campos de cultivo salpicados por arbustos, algunos árboles y masías aquí y allá. Y cielo, mucho cielo azul.
Es una carretera para lanzar la moto a la pista, acelerarla, y bailarla sin demasiado freno por sus curvas abiertas. Con una máquina moderna podrías emular el TT de la Isla de Mann, con una Sportster puedes disfrutar a velocidades altas pero razonables, usando el enorme par empujando la moto con marchas largas. Cuando llevo unos cientos de kms encima y me encuentro con algo así, se me olvida todo el cansancio y me acuerdo otra vez de por qué voy en moto.
No os la dejéis si alguna vez pasáis por allí.
Pero hay otros en los que te salta la sonrisa y que, por muy cortos que sean, son los que recuerdas en casa, y los que te hacen salir de nuevo a la carretera para volver a buscarlos.
La carretera de la Panadella va desde el mismo pueblo de La Panadella hasta Santa Coloma de Queralt. Administrativamente empieza en la provincia de Barcelona (B-221) y acaba en la de Tarragona (T-221). Son apenas 10 Km de trazado sinuoso pero no cerrado, y un asfalto inmaculado. El paisaje no es feo, sin ser espectacular: suaves colinas con campos de cultivo salpicados por arbustos, algunos árboles y masías aquí y allá. Y cielo, mucho cielo azul.
Es una carretera para lanzar la moto a la pista, acelerarla, y bailarla sin demasiado freno por sus curvas abiertas. Con una máquina moderna podrías emular el TT de la Isla de Mann, con una Sportster puedes disfrutar a velocidades altas pero razonables, usando el enorme par empujando la moto con marchas largas. Cuando llevo unos cientos de kms encima y me encuentro con algo así, se me olvida todo el cansancio y me acuerdo otra vez de por qué voy en moto.
No os la dejéis si alguna vez pasáis por allí.
