moriwoki
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Hola a todos.
Después de la introducción con el post “Escanear el asfalto”, entramos directamente en la frenada, volviendo a advertir que lo hago desde el punto de vista exclusivo del piloto para el que quiera utilizarlo como mera referencia en su conducción cotidiana, por muy relajada que ésta sea, que lo será al tratarse de llevar una Harley.
Antes de nada, dos puntualizaciones imprescindibles:
1.- El hacer especial hincapié en la sensibilidad que se debe adquirir sobre la maneta del freno y la que se pueda alcanzar con el pedal, a pesar de sus limitaciones. Se puede frenar con el freno delantero en cualquier superficie. El otro día me sorprendí frenando instintivamente con el freno delantero sobre un mar de grava que necesité cruzar. Todo era grava, piedra sobre piedra, y la moto se detuvo controladamente, sin un solo deslizamiento. Cuestión de sensibilidad, como digo.
2.-La Harley es una moto singular, sobre todo las big twins, con sus inercias y también con sus carencias en el frenado, tanto de los propios dispositivos de freno como de sus suspensiones; se trata de una moto (sigo refiriéndome a las grandes) que necesita de una adaptación particular por parte del motorista; pero nada más.
Una Harley no es un perro verde, tiene dos ruedas como el resto de las motos y, por tanto, el freno que posee más efectividad a la hora de pararla siempre es el delantero. Usando el freno delantero en su máximo rendimiento posible, sin deslizar, la frenada siempre será más corta que usando el trasero, en la mayoría de los casos infinitamente más corta.
He realizado algunas pruebas desde que se abrió el otro post que trataba sólo en parte este tema (la frenada en la entrada de una curva) y lo he comentado, además, con algunos colegas míos, que como yo prueban asiduamente las distintas motos que salen al mercado, para confirmar lo que yo ya tenía bastante claro. No hay duda: el freno delantero y el trasero ayudando en mayor medida cuanto más pesada y más larga sea la moto.
Recuerdo en ese mismo post cómo un compañero comentaba que en la Guardia Civil enseñan a frenar tocando primero algo el freno trasero y luego apoyándose en el delantero. Todo quedó pendiente de la prueba que iba a realizar de la BMW K 1300 GT, una moto de geometría muy similar a la que usa en la actualidad La Benemérita. Bien. Coloco estas fotos para mostrar con ella la naturaleza de la prueba. Esa moto tampoco es para correr así ni para conducirla de esa forma por las curvas, desde luego que no; pero con ello conocemos su límite, sabemos hasta dónde puede llegar. Ahora puedo responder a cualquier usuario de esta moto si me pregunta sobre lo que es capaz de hacer. Bien, en la K 1300 GT, el que frena de verdad también es el delantero.
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Llevado esto mismo al plano Harley y buscando su límite, el freno delantero detiene la moto con todas sus limitaciones, incluido su desagradable tacto de madera (dejo a un lado otros modelos que he probado con una más que digna frenada, tal es el caso de la XR 1200 x y de la Fat Bob) y esa sensación de que por mucho que aprietes la moto sigue su camino. Si hemos tenido en cuenta el post anterior y pisamos en ese momento sobre buen asfalto o asfalto aceptable, todo es cuestión de apretar con progresividad y después con fuerza, a veces con bastante fuerza la maneta. Si además de emplearnos sobre el freno delantero apoyamos es retención con el trasero y, aun más, con la retención del motor, lograremos la frenada óptima, la frenada al límite, que, insisto, está contemplada desde el punto de vista del piloto sólo para que le sirva de referencia al que la quiera tomar.
El que se sienta más cómodo frenando sólo con el trasero, con el trasero y un poco con el delantero o, simplemente, ir reteniendo la moto con el motor, bien al reducir o bien sólo con cortar gas, o como le dé la santísima gana, perfecto. Probablemente podrá viajar así toda su vida y no tendrá ningún percance y yo no soy quién para decir absolutamente nada al respecto. Tan sólo, insisto, ofrezco el punto de vista del piloto, de la conducción al límite, no para el que quiera practicarla, que probablemente no será nadie, sino para el que le interese conocerla.
Bien. Éste es el artículo referido a la frenada que va incluido en el manual de conducción que estoy terminando de elaborar. Está enfocado sobre todo hacia los principiantes.
Nota previa:
Todo principiante que lea el siguiente artículo debe entender que la adquisición mediante el ensayo de ese tacto en la frenada del que se habla debe practicarlo con un importante margen para no contraer riesgo. Deberá hacerlo preferentemente en zonas muy despejadas y solitarias tales como aparcamientos de hipermercados los días que permanezcan cerrados o calles de urbanizaciones con mínimo o ningún tráfico.
CÓMO FRENAR
A menudo se produce una confusión entre los conceptos potente y brusco que da, en bastantes ocasiones, con los huesos del motero principiante en el suelo. Frenar con firmeza y potencia o hacer una frenada fuerte y apurada no es, en absoluto, lo mismo que frenar con brusquedad, que hacer una frenada seca y abrupta.
¿Cómo evitar esa brusquedad que nos puede llevar con facilidad al suelo?
Antes de nada, hablaremos a continuación con el supuesto de un asfalto óptimo y pulcro.
-Primero y sobre todo, con la forma de coger el puño derecho. Si se tiene una mano más bien pequeña –menos de una talla 9 de guante-, es conveniente acostumbrarse desde el principio a agarrar el puño derecho con toda la mano y dejar el dedo índice sobre la maneta del freno. En casi todas las manetas existe una escala de regulación para aproximarla al puño. Antes de sacar la moto de la tienda, conviene regular esa aproximación.
Si se tiene una mano más grande – la mía es de las más grandes y uso una talla entre once y medio y doce- podremos permitirnos dejar los dedos índice y medio sobre la maneta, porque tendremos fuerza suficiente con el resto de la mano para sujetar el manillar en el 90% de las circunstancias.
Ya sea con uno o con dos dedos sobre la maneta, nos acostumbraremos a conducir siempre así, cogiendo el puño derecho de esa forma.
¿Qué ocurre si llevamos toda la mano agarrada sobre el puño del acelerador? Que cuando surge un imprevisto, un sobresalto –por el hecho de ser principiante se multiplican por diez o por más el número de éstos en comparación con los que tienen más experiencia-, nos asustamos, como principiantes que somos y reaccionamos con un instintivo manotazo sobre el freno, las pinzas muerden seca y bruscamente los discos y tenemos todas las papeletas para irnos al suelo.
-Segundo. Conviene que durante los primeros kilómetros que hagamos con esa moto, o, simplemente, nuestros primeros kilómetros en moto, simulemos, cuando circulemos por alguna vía solitaria y apartada, tantear el freno con sumo cuidado; hacer pequeñas frenadas para ir cogiendo su tacto.
-Tercero. Una vez que nos acostumbremos a tener uno o dos dedos sobre la maneta, cuando las circunstancias nos exijan una frenada decidida y potente, tiraremos primero de la palanca con ese dedo o dos dedos, y una décima después incluso con los cuatro, apretando la maneta con toda la fuerza que nos exija el escenario en el que nos encontremos. Estoy hablando de evitar una colisión o algo semejante.
Debemos de combinar al máximo progresión y potencia, suavidad y fuerza sobre la maneta.
Tenemos que ir tanteándolo al mismo tiempo que adquirimos una sensibilidad en los dedos de la mano derecha que nos transmita la intensidad exacta con la que estamos frenando realmente la rueda.
Hay que llegr a sentir las pastillas mordiendo los discos, o el disco, en nuestros dedos. Para ello repetiremos diferentes frenadas en una vía solitaria o incluso en un aparcamiento, con tal de que tengan, eso sí, un piso, seco y limpio, de excelente calidad. Apretando unas veces con más fuerza y otras con menos, siempre con esa progresividad fundamental para no caerse, de la que ya hemos hablado, observaremos las reacciones del tren delantero hasta hacernos una idea de cómo el neumático se agarra al asfalto cuando provocamos la deceleración.
Una vez conseguida esa cierta sensibilidad, vigilaremos el agarre del asfalto y en general lo que estamos pisando en el momento de retener la moto. Por ejemplo, en una frenada un tanto apurada porque nos ha sorprendido un semáforo en rojo, es muy común encontrarnos en nuestra trayectoria una tapa de registro del alcantarillado. Debemos de alcanzar una precisión tal que nos permita aflojar –no del todo- la maneta cuando la rueda delantera pisa el metal y volver a apretar cuando la hayamos dejado atrás para sacarle todo el rendimiento a la frenada.
Podemos prolongar la frenada hasta dentro de la curva si lo necesitamos; y, siempre que marquemos esa progresión de la que tanto hablamos, se puede frenar en medio de esa curva con mucha más potencia de la que algunos imaginan. Por otra parte, muchos se sorprenderían de las apuradas de frenada que se pueden hacer en tierra con una moto de cross. La cuestión es alcanzar ese tacto que conferirá una buena dosis de seguridad.
Después de la introducción con el post “Escanear el asfalto”, entramos directamente en la frenada, volviendo a advertir que lo hago desde el punto de vista exclusivo del piloto para el que quiera utilizarlo como mera referencia en su conducción cotidiana, por muy relajada que ésta sea, que lo será al tratarse de llevar una Harley.
Antes de nada, dos puntualizaciones imprescindibles:
1.- El hacer especial hincapié en la sensibilidad que se debe adquirir sobre la maneta del freno y la que se pueda alcanzar con el pedal, a pesar de sus limitaciones. Se puede frenar con el freno delantero en cualquier superficie. El otro día me sorprendí frenando instintivamente con el freno delantero sobre un mar de grava que necesité cruzar. Todo era grava, piedra sobre piedra, y la moto se detuvo controladamente, sin un solo deslizamiento. Cuestión de sensibilidad, como digo.
2.-La Harley es una moto singular, sobre todo las big twins, con sus inercias y también con sus carencias en el frenado, tanto de los propios dispositivos de freno como de sus suspensiones; se trata de una moto (sigo refiriéndome a las grandes) que necesita de una adaptación particular por parte del motorista; pero nada más.
Una Harley no es un perro verde, tiene dos ruedas como el resto de las motos y, por tanto, el freno que posee más efectividad a la hora de pararla siempre es el delantero. Usando el freno delantero en su máximo rendimiento posible, sin deslizar, la frenada siempre será más corta que usando el trasero, en la mayoría de los casos infinitamente más corta.
He realizado algunas pruebas desde que se abrió el otro post que trataba sólo en parte este tema (la frenada en la entrada de una curva) y lo he comentado, además, con algunos colegas míos, que como yo prueban asiduamente las distintas motos que salen al mercado, para confirmar lo que yo ya tenía bastante claro. No hay duda: el freno delantero y el trasero ayudando en mayor medida cuanto más pesada y más larga sea la moto.
Recuerdo en ese mismo post cómo un compañero comentaba que en la Guardia Civil enseñan a frenar tocando primero algo el freno trasero y luego apoyándose en el delantero. Todo quedó pendiente de la prueba que iba a realizar de la BMW K 1300 GT, una moto de geometría muy similar a la que usa en la actualidad La Benemérita. Bien. Coloco estas fotos para mostrar con ella la naturaleza de la prueba. Esa moto tampoco es para correr así ni para conducirla de esa forma por las curvas, desde luego que no; pero con ello conocemos su límite, sabemos hasta dónde puede llegar. Ahora puedo responder a cualquier usuario de esta moto si me pregunta sobre lo que es capaz de hacer. Bien, en la K 1300 GT, el que frena de verdad también es el delantero.



Llevado esto mismo al plano Harley y buscando su límite, el freno delantero detiene la moto con todas sus limitaciones, incluido su desagradable tacto de madera (dejo a un lado otros modelos que he probado con una más que digna frenada, tal es el caso de la XR 1200 x y de la Fat Bob) y esa sensación de que por mucho que aprietes la moto sigue su camino. Si hemos tenido en cuenta el post anterior y pisamos en ese momento sobre buen asfalto o asfalto aceptable, todo es cuestión de apretar con progresividad y después con fuerza, a veces con bastante fuerza la maneta. Si además de emplearnos sobre el freno delantero apoyamos es retención con el trasero y, aun más, con la retención del motor, lograremos la frenada óptima, la frenada al límite, que, insisto, está contemplada desde el punto de vista del piloto sólo para que le sirva de referencia al que la quiera tomar.
El que se sienta más cómodo frenando sólo con el trasero, con el trasero y un poco con el delantero o, simplemente, ir reteniendo la moto con el motor, bien al reducir o bien sólo con cortar gas, o como le dé la santísima gana, perfecto. Probablemente podrá viajar así toda su vida y no tendrá ningún percance y yo no soy quién para decir absolutamente nada al respecto. Tan sólo, insisto, ofrezco el punto de vista del piloto, de la conducción al límite, no para el que quiera practicarla, que probablemente no será nadie, sino para el que le interese conocerla.
Bien. Éste es el artículo referido a la frenada que va incluido en el manual de conducción que estoy terminando de elaborar. Está enfocado sobre todo hacia los principiantes.
Nota previa:
Todo principiante que lea el siguiente artículo debe entender que la adquisición mediante el ensayo de ese tacto en la frenada del que se habla debe practicarlo con un importante margen para no contraer riesgo. Deberá hacerlo preferentemente en zonas muy despejadas y solitarias tales como aparcamientos de hipermercados los días que permanezcan cerrados o calles de urbanizaciones con mínimo o ningún tráfico.
CÓMO FRENAR
A menudo se produce una confusión entre los conceptos potente y brusco que da, en bastantes ocasiones, con los huesos del motero principiante en el suelo. Frenar con firmeza y potencia o hacer una frenada fuerte y apurada no es, en absoluto, lo mismo que frenar con brusquedad, que hacer una frenada seca y abrupta.
¿Cómo evitar esa brusquedad que nos puede llevar con facilidad al suelo?
Antes de nada, hablaremos a continuación con el supuesto de un asfalto óptimo y pulcro.
-Primero y sobre todo, con la forma de coger el puño derecho. Si se tiene una mano más bien pequeña –menos de una talla 9 de guante-, es conveniente acostumbrarse desde el principio a agarrar el puño derecho con toda la mano y dejar el dedo índice sobre la maneta del freno. En casi todas las manetas existe una escala de regulación para aproximarla al puño. Antes de sacar la moto de la tienda, conviene regular esa aproximación.
Si se tiene una mano más grande – la mía es de las más grandes y uso una talla entre once y medio y doce- podremos permitirnos dejar los dedos índice y medio sobre la maneta, porque tendremos fuerza suficiente con el resto de la mano para sujetar el manillar en el 90% de las circunstancias.
Ya sea con uno o con dos dedos sobre la maneta, nos acostumbraremos a conducir siempre así, cogiendo el puño derecho de esa forma.
¿Qué ocurre si llevamos toda la mano agarrada sobre el puño del acelerador? Que cuando surge un imprevisto, un sobresalto –por el hecho de ser principiante se multiplican por diez o por más el número de éstos en comparación con los que tienen más experiencia-, nos asustamos, como principiantes que somos y reaccionamos con un instintivo manotazo sobre el freno, las pinzas muerden seca y bruscamente los discos y tenemos todas las papeletas para irnos al suelo.
-Segundo. Conviene que durante los primeros kilómetros que hagamos con esa moto, o, simplemente, nuestros primeros kilómetros en moto, simulemos, cuando circulemos por alguna vía solitaria y apartada, tantear el freno con sumo cuidado; hacer pequeñas frenadas para ir cogiendo su tacto.
-Tercero. Una vez que nos acostumbremos a tener uno o dos dedos sobre la maneta, cuando las circunstancias nos exijan una frenada decidida y potente, tiraremos primero de la palanca con ese dedo o dos dedos, y una décima después incluso con los cuatro, apretando la maneta con toda la fuerza que nos exija el escenario en el que nos encontremos. Estoy hablando de evitar una colisión o algo semejante.
Debemos de combinar al máximo progresión y potencia, suavidad y fuerza sobre la maneta.
Tenemos que ir tanteándolo al mismo tiempo que adquirimos una sensibilidad en los dedos de la mano derecha que nos transmita la intensidad exacta con la que estamos frenando realmente la rueda.
Hay que llegr a sentir las pastillas mordiendo los discos, o el disco, en nuestros dedos. Para ello repetiremos diferentes frenadas en una vía solitaria o incluso en un aparcamiento, con tal de que tengan, eso sí, un piso, seco y limpio, de excelente calidad. Apretando unas veces con más fuerza y otras con menos, siempre con esa progresividad fundamental para no caerse, de la que ya hemos hablado, observaremos las reacciones del tren delantero hasta hacernos una idea de cómo el neumático se agarra al asfalto cuando provocamos la deceleración.
Una vez conseguida esa cierta sensibilidad, vigilaremos el agarre del asfalto y en general lo que estamos pisando en el momento de retener la moto. Por ejemplo, en una frenada un tanto apurada porque nos ha sorprendido un semáforo en rojo, es muy común encontrarnos en nuestra trayectoria una tapa de registro del alcantarillado. Debemos de alcanzar una precisión tal que nos permita aflojar –no del todo- la maneta cuando la rueda delantera pisa el metal y volver a apretar cuando la hayamos dejado atrás para sacarle todo el rendimiento a la frenada.
Podemos prolongar la frenada hasta dentro de la curva si lo necesitamos; y, siempre que marquemos esa progresión de la que tanto hablamos, se puede frenar en medio de esa curva con mucha más potencia de la que algunos imaginan. Por otra parte, muchos se sorprenderían de las apuradas de frenada que se pueden hacer en tierra con una moto de cross. La cuestión es alcanzar ese tacto que conferirá una buena dosis de seguridad.
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