Raúl66
Banned
Un consejo antes de empezar. Léete esto sólo si tienes un ratito de tiempo, va a ser un poco largo. Al fin y al cabo, es la historia de toda una vida. Porque hace treinta años, cuando tenía catorce, sólo pensaba en las motos. Quería ser campeón del mundo, nada menos… Me preocupaba más eso que los libros y hasta las chicas, imagínate.
Pasó el tiempo y me di cuenta de que no tenía los medios, ni sobre todo el talento, para alcanzar mi objetivo. Así que tuve que resignarme a disfrutar de las motos, aunque fuera ya lejos de esos sueños de grandeza de un adolescente. Por suerte, tuve la habilidad para buscarme la vida en algo que tuviera que ver con esa pasión que no quería que se esfumase. Da igual que sea mecánico, dueño de un concesionario, periodista o vendedor. Lo importante es que mi vida ha girado en torno a dos ruedas y un motor y, aunque no soy campeón del mundo (me conoceríais) soy feliz con mi trabajo.
En todo estos años, tres largas décadas, he tenido motos de todo tipo. De motocross, de trial, de enduro, de carretera, incluso una custom japonesa… Probé alguna Harley y me pareció un auténtico hierro. Quizá era demasiado joven. El año pasado, a los 43, me entró un calentón y, como tenía unos ahorrillos que querían racanearme en el banco, decidí comprarme una Sportsert. Me decidí por lo más barato de la familia de Milwaukee porque estaba seguro de que aquello era sólo una fiebre pasajera, que pasará pronto.
La Sporty me ha durado ocho meses. Hoy tengo una más gorda, más grande, más potente y, para algunos, puede que hasta más Harley (aunque yo no lo creo). Tampoco importa mucho qué moto es, lo importante es que algunos de mis amigos me dicen que virus me ha picado con toda su virulencia. Y es verdad. Hoy, por ejemplo, hace mucho frío en Madrid. No ha llovido, por fin, pero la temperatura está cerca de los cero grados, al menos en la zona de sierra donde yo vivo. Demasiado frío, demasiado sufrimiento para salir a rodar. Pero da igual. Un rayo de sol asoma en el horizonte. Momento para disfrutar. No de la carretera ni de mis Screaming Eagle, pero sí del trapo y el centella… Sí, como lo oís. Muchos me entenderéis, otros quizá no.
Ahí estaba yo. Disfrutando de esa pequeña concesión del invierno a la primavera en ciernes y, sobre todo, de mi paño y del limpiador. Casi dos horas frotando, despacito, con cariño y suavidad. El depósito, el filtro, la tapa de la primaria, los escapes, las ópticas… Todo reluciente. Tanto como yo feliz. ¿Es esto normal a los 44 años? Seguro que sí. La ilusión y la pasión son dos de los motores de la vida. Si dejan de funcionar, se para… Por eso ahora estoy encantado y he pensado en compartir con vosotros esta felicidad. No he hecho ni un kilómetro, pero cada pasada del pañoo por las sinuosas curvas de mi Harley me ha llevado mucho tiempo atrás, a esa sensación extraordinaria de cuando tu mano recorría por primera vez la piel de aquella primera novia.
Supongo que no habrás llegado hasta aquí. Demasiado largo y demasiado coñazo para terminar esta lectura de las chorradas de un forero. Si me equivoco y estás aquí, podría darte las gracias por la paciencia pero el cuerpo antes que nada me pide felicitarte. Porque sientes lo mismo que yo, así que eres tan afortunado como yo. Algo que, por desgracia, no todos pueden decir. No importa dónde vivas, cuál sea tu edad o a qué te dediques. Tienes pasión. Tienes ilusión. Estás vivo. Felicidades, compañero…