MAJ
Well-Known Member
He tenido que pasar unos cuantos días en el hospital despues de visitar al cirujano. Bajón y mal rollo. A la cuarta noche, que ya había recuperado algo de autonomía estaba asomado a la ventana viendo parasar el escaso tráfico. Y de repente, allá a lo lejos, oigo sonar los tambores. Al poco tiempo pasa frente a la clínica un colega montado en un hierro que sonaba como una sinfónica. Tanto sonaba, que el motoraco desatado hizo vibrar el alfeizar de la ventana en el que estaba apoyado. Por un momento me sentí subido en la burra y disfrutando del viento. Fue un chute de adrenalina en mitad del muermo. El colega siguió su camino dejando mi ánimo bastante más alto que un momento antes. Le debo unas birras.
¡GRACIAS!
¡GRACIAS!