Básicamente, está puteando al pobre perrillo, contándole la carne tan buena que tiene en la nevera (se le hace agua la boca). Luego le dice que se la ha comido él (el narrador), momento en que se mosquea y se aleja. Pero luego le dice que había más, se la vuelve a describir, para terminar diciéndole que se la ha dado al gato.
Le tenía que haber mordido en la enterpierna, que la tenía a mano.
Lo bueno es que parece que habla de verdad. Pone unas carillas...