Dstrshn
Well-Known Member
Buenas tardes a todos,
Por fin he podido sacar un momento para conectarme, para volver a leer y estar un poco por aquí, pero sobre todo para poder escribir y meteros este rollo. Después de los días de vacaciones, de jaleos de encuentros familiares, los viajes, la vuelta, el trabajo y algunos problemillas de salud, no he visto el momento de sentarme, pero ya me remango y os cuento.
El pasado (pero que muy pasado) Domingo 4 de agosto, después de una preparación de la ruta con mapa y sobre todo teniendo en cuenta las gasolineras (por el tema de la autonomía de mi Sportster), salí desde Barcelona, camino a Madrid. La verdad, es que me hacía ilusión el viaje, yo solo, sobre la moto, las horas que hiciera falta. Sabía que no iba a ser cómodo ni rápido, pero me hacía ilusión. Así que sobre las 7:30 de la mañana con mi moto cargada de gasolina, con la bolsa atada y con todas mis ganas salimos hacia Lleida, primera etapa.
Uploaded with ImageShack.us
A pesar de ser Agosto, hacía un poco de frío que se fue calmando pasadas las montañas del Bruc y a medida que iba subiendo el sol. Llegué a una gasolinera, 120 km después. Iba pletórico. Cómo me estaba gustando!! Llenar y a continuar, que esto tiene que durar.
Uploaded with ImageShack.us
Siguiente parada Alfajarín, ya cerca de Zaragoza, para estirar piernas, llenar depósito, bocadillo y una meadita. Estaba disfrutando de lo lindo! El sol ya calentaba lo suficiente para no sentir nada de frío y no hacía calor, poco tráfico y hasta ahora todo autopista, 110 – 130Km/h. Estaba siendo muy cómodo. (Asiento solo de muelles, amortiguadores de 11” y manillar de serie). Los saludos con otros moteros en ruta eran continuos, tanto los que iban en el mismo sentido como en el contrario.
Uploaded with ImageShack.us
Uploaded with ImageShack.us
Aquí fue cuando me vine arriba y preferí continuar por carretera nacional hasta Fraga, ahorrándome los km y los euros de autopista de peaje. Rodar por carreteras nacionales o comarcales, es otra sensación, es más ruta. Salir de la autopista te hace… acordarte de cada uno de los agujeros, baches y chapuzas de grietas en la carretera. Eso es mortal para las motos, y para los que las llevamos, ir esquivando, cuando puedes o mordiéndote cuando no puedes. Allí rebotaba todo. Fue un tramo… interesante.
Bueno, pasado estos 100 km, ya se coge la autovía. Otra paradita. Llenar depósito, estirar las piernas y un trago de agua, meadita y a seguir disfrutando. No estaba siendo duro y la sporty se estaba portando. Los consumos en carretera estaban siendo buenos (4,5 – 5 litros a los 100km).
Ya no quedaba casi nada, así qué, pierna arriba y acelerador. Disfrutando, acelerando, tumbado sobre el depósito, cómo iba disfrutando! Todo estaba yendo perfecto, no quedaba casi nada, cuando, de repente, noté unos golpecitos en la pierna izquierda, por encima de la bota. Eing? Menos mal que iba por la derecha, era cuesta arriba y no había nadie. Cabeza abajo, miré, y… el tornillo trasero del mando avanzado del lado del cambio se había soltado y la barra iba rebotando contra el suelo y contra mi pierna. Joder qué susto. Inmediatamente, intermitente, embrague, (iba en 5ª y ya no podría cambiar) y al arcén. Estaba al lado de Calatayud. Paré, revisé y sí, el tornillo había desaparecido, supongo que algún kilómetro atrás, y menos mal que fue el trasero, porque si llega a ser el delantero, se clava en el suelo y me baja de marchas de golpe… o alguna otra cosa peor… no lo pensé, y no quiero ni pensarlo. Bueno, poneos en situación, Domingo, 13:30 horas, Agosto, 36 grados. Tranquilo. Solo. Llamé a la grúa y a esperar.
Uploaded with ImageShack.us
Uploaded with ImageShack.us
Fue ahí cuando disfruté más aún de todos y cada uno de los saludos de los moteros. Esa camaradería, esa educación, ese compañerismo, ese… exacto, no paró ni uno. Incluso, cuando ya llevaba una hora esperando a la grúa, pasaron dos HARLEYS, dos Sportster, que me pitaron, me saludaron y siguieron su ruta. Yo parado de pie en el arcén, con el casco y la chupa quitados y apoyados encima de la moto. Eso sí, queda muy bien saludar, levantar la manita, pero, tío tengo hambre me vuelvo a mi casita a comer, ahí te quedas. Allá cada cual.
Uploaded with ImageShack.us
Por fin llegó la grúa. Al explicar por teléfono al seguro que era un tornillo sólo y que sería fácil, ya venía con las llaves allen preparadas el conductor. Majísimo el tío, pero al no tener el tornillo, la cargamos, la llevamos al taller, y allí ya estaba esperando un compañero con una caja llena de tornillos. “Alguno tendrá que servir, será por tornillos…”
Jejeje pues ni uno. Al ser rosca americana, no encajaba ninguno. Al final… la solución: Una brida de plástico!! Bueno, dos, por seguridad, y porque no quiso entrar la tercera. El plan era sencillo, rápidamente llegar a 5ª y no cambiar más. (y esperar que no se soltara ni por los baches ni por el calor).
Ahí os dejo unas fotillos del invento y de mis ángeles de la guarda. Un abrazo muy fuerte para ellos.
Uploaded with ImageShack.us
Uploaded with ImageShack.us
Lo demás del viaje, fue normal, excepto porque ya vas con el ojillo mirando si todo sigue en su sitio, por el carril de la derecha y mucho más atento/preocupado. Al fin llegué, una hora y media más tarde de lo previsto por el pequeño imprevisto, pero al margen de esto, puedo decir que la ida fue de LUJO!! Me quedo con todos estos recuerdos.
La vuelta fue diferente. Ya conseguido el tornillo en pulgadas y puesto, mi cabeza iba con la preocupación de ese o de cualquier otro tornillo de la moto. Además, un día antes de salir, me dio un tirón en la espalda e iba un poco tocado.
Pronto, me metí en carretera y esta vez, no iba muy fino. No iba a gusto, no iba disfrutando, tenía que llegar, me dolía la espalda y me quedaban kms por hacer. Es decir, la sensación contraria a la que se busca cuando se rueda, ahora lo importante no era montar, era llegar. La espalda me iba matando, la cabeza no paraba de pensar en que si hacía frío por la mañana, que si hacía más calor a medida que iba avanzando el día, que si el dolor cada vez era más fuerte, buscando gasolineras para parar más a menudo... El dolor de la espalda me fue bajando por el brazo izquierdo y se me iba durmiendo. En fin, la vuelta fue muy dura y no la disfruté nada. Pero, la moto, no tiene la culpa. Jeje. A día de hoy sigo con molestias, médicos, medicamentos y pruebas a ver qué puede ser ese dolor que todavía dura, pero… terminé mi primera “ruta larga” con mi Harley Sportster!!
Cómo disfruté! Y os aseguro que cuando esté al 100% recuperado, repetiré con alguna otra.
Birras para todos y perdonad por el tocho que acabo de meter!!
Por fin he podido sacar un momento para conectarme, para volver a leer y estar un poco por aquí, pero sobre todo para poder escribir y meteros este rollo. Después de los días de vacaciones, de jaleos de encuentros familiares, los viajes, la vuelta, el trabajo y algunos problemillas de salud, no he visto el momento de sentarme, pero ya me remango y os cuento.
El pasado (pero que muy pasado) Domingo 4 de agosto, después de una preparación de la ruta con mapa y sobre todo teniendo en cuenta las gasolineras (por el tema de la autonomía de mi Sportster), salí desde Barcelona, camino a Madrid. La verdad, es que me hacía ilusión el viaje, yo solo, sobre la moto, las horas que hiciera falta. Sabía que no iba a ser cómodo ni rápido, pero me hacía ilusión. Así que sobre las 7:30 de la mañana con mi moto cargada de gasolina, con la bolsa atada y con todas mis ganas salimos hacia Lleida, primera etapa.
Uploaded with ImageShack.us
A pesar de ser Agosto, hacía un poco de frío que se fue calmando pasadas las montañas del Bruc y a medida que iba subiendo el sol. Llegué a una gasolinera, 120 km después. Iba pletórico. Cómo me estaba gustando!! Llenar y a continuar, que esto tiene que durar.
Uploaded with ImageShack.us
Siguiente parada Alfajarín, ya cerca de Zaragoza, para estirar piernas, llenar depósito, bocadillo y una meadita. Estaba disfrutando de lo lindo! El sol ya calentaba lo suficiente para no sentir nada de frío y no hacía calor, poco tráfico y hasta ahora todo autopista, 110 – 130Km/h. Estaba siendo muy cómodo. (Asiento solo de muelles, amortiguadores de 11” y manillar de serie). Los saludos con otros moteros en ruta eran continuos, tanto los que iban en el mismo sentido como en el contrario.
Uploaded with ImageShack.us
Uploaded with ImageShack.us
Aquí fue cuando me vine arriba y preferí continuar por carretera nacional hasta Fraga, ahorrándome los km y los euros de autopista de peaje. Rodar por carreteras nacionales o comarcales, es otra sensación, es más ruta. Salir de la autopista te hace… acordarte de cada uno de los agujeros, baches y chapuzas de grietas en la carretera. Eso es mortal para las motos, y para los que las llevamos, ir esquivando, cuando puedes o mordiéndote cuando no puedes. Allí rebotaba todo. Fue un tramo… interesante.
Bueno, pasado estos 100 km, ya se coge la autovía. Otra paradita. Llenar depósito, estirar las piernas y un trago de agua, meadita y a seguir disfrutando. No estaba siendo duro y la sporty se estaba portando. Los consumos en carretera estaban siendo buenos (4,5 – 5 litros a los 100km).
Ya no quedaba casi nada, así qué, pierna arriba y acelerador. Disfrutando, acelerando, tumbado sobre el depósito, cómo iba disfrutando! Todo estaba yendo perfecto, no quedaba casi nada, cuando, de repente, noté unos golpecitos en la pierna izquierda, por encima de la bota. Eing? Menos mal que iba por la derecha, era cuesta arriba y no había nadie. Cabeza abajo, miré, y… el tornillo trasero del mando avanzado del lado del cambio se había soltado y la barra iba rebotando contra el suelo y contra mi pierna. Joder qué susto. Inmediatamente, intermitente, embrague, (iba en 5ª y ya no podría cambiar) y al arcén. Estaba al lado de Calatayud. Paré, revisé y sí, el tornillo había desaparecido, supongo que algún kilómetro atrás, y menos mal que fue el trasero, porque si llega a ser el delantero, se clava en el suelo y me baja de marchas de golpe… o alguna otra cosa peor… no lo pensé, y no quiero ni pensarlo. Bueno, poneos en situación, Domingo, 13:30 horas, Agosto, 36 grados. Tranquilo. Solo. Llamé a la grúa y a esperar.
Uploaded with ImageShack.us
Uploaded with ImageShack.us
Fue ahí cuando disfruté más aún de todos y cada uno de los saludos de los moteros. Esa camaradería, esa educación, ese compañerismo, ese… exacto, no paró ni uno. Incluso, cuando ya llevaba una hora esperando a la grúa, pasaron dos HARLEYS, dos Sportster, que me pitaron, me saludaron y siguieron su ruta. Yo parado de pie en el arcén, con el casco y la chupa quitados y apoyados encima de la moto. Eso sí, queda muy bien saludar, levantar la manita, pero, tío tengo hambre me vuelvo a mi casita a comer, ahí te quedas. Allá cada cual.
Uploaded with ImageShack.us
Por fin llegó la grúa. Al explicar por teléfono al seguro que era un tornillo sólo y que sería fácil, ya venía con las llaves allen preparadas el conductor. Majísimo el tío, pero al no tener el tornillo, la cargamos, la llevamos al taller, y allí ya estaba esperando un compañero con una caja llena de tornillos. “Alguno tendrá que servir, será por tornillos…”
Jejeje pues ni uno. Al ser rosca americana, no encajaba ninguno. Al final… la solución: Una brida de plástico!! Bueno, dos, por seguridad, y porque no quiso entrar la tercera. El plan era sencillo, rápidamente llegar a 5ª y no cambiar más. (y esperar que no se soltara ni por los baches ni por el calor).
Ahí os dejo unas fotillos del invento y de mis ángeles de la guarda. Un abrazo muy fuerte para ellos.
Uploaded with ImageShack.us
Uploaded with ImageShack.us
Lo demás del viaje, fue normal, excepto porque ya vas con el ojillo mirando si todo sigue en su sitio, por el carril de la derecha y mucho más atento/preocupado. Al fin llegué, una hora y media más tarde de lo previsto por el pequeño imprevisto, pero al margen de esto, puedo decir que la ida fue de LUJO!! Me quedo con todos estos recuerdos.
La vuelta fue diferente. Ya conseguido el tornillo en pulgadas y puesto, mi cabeza iba con la preocupación de ese o de cualquier otro tornillo de la moto. Además, un día antes de salir, me dio un tirón en la espalda e iba un poco tocado.
Pronto, me metí en carretera y esta vez, no iba muy fino. No iba a gusto, no iba disfrutando, tenía que llegar, me dolía la espalda y me quedaban kms por hacer. Es decir, la sensación contraria a la que se busca cuando se rueda, ahora lo importante no era montar, era llegar. La espalda me iba matando, la cabeza no paraba de pensar en que si hacía frío por la mañana, que si hacía más calor a medida que iba avanzando el día, que si el dolor cada vez era más fuerte, buscando gasolineras para parar más a menudo... El dolor de la espalda me fue bajando por el brazo izquierdo y se me iba durmiendo. En fin, la vuelta fue muy dura y no la disfruté nada. Pero, la moto, no tiene la culpa. Jeje. A día de hoy sigo con molestias, médicos, medicamentos y pruebas a ver qué puede ser ese dolor que todavía dura, pero… terminé mi primera “ruta larga” con mi Harley Sportster!!
Cómo disfruté! Y os aseguro que cuando esté al 100% recuperado, repetiré con alguna otra.
Birras para todos y perdonad por el tocho que acabo de meter!!