moriwoki
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Hola a todos.
Para separar conceptos, haremos una división de este artículo en dos apartados.
Conducir con lluvia y conducir sobre el suelo mojado son dos circunstancias que casi siempre se dan a la vez (recordemos la simpática costumbre que tienen casi todos los ayuntamientos de regar la calzada cada mañana), pero que tienen un tratamiento y una atención muy diferenciada.
Hablemos ahora de conducir bajo la lluvia y dejemos la conducción sobre mojado para el siguiente post.
*
Lo primero que debemos hacer para paliarla en lo posible es procurarnos una pantalla del casco con tratamiento antivaho. Merece la pena que la incluya de serie nuestro casco y debemos acoplarle una completa o una adhesiva, si no es así. Aparte de las pantallas, existen unos prácticos sprays que aplicados sobre cualquier superficie acristalada impiden la aparición del vaho durante días, a veces durante semanas. Pero tanto si disponemos de una de estas pantallas como si no, podemos aplicar el viejo método de la patata cruda para que las gotas o los pequeños torrentes de la lluvia resbalen sobre ella. Tomamos una patata, la partimos por la mitad y restregamos su cara interna sobre la superficie de la pantalla o de las gafas; después de dejar secar ese jugo, deslizamos muy suavemente, apenas rozando, un papel de cocina para llevarnos sólo la neblina que el líquido de la patata ha dejado en la pantalla. Después, debemos reglar el casco para surcar la lluvia abriendo todas sus ranuras de ventilación.
Tenemos que hablar de las pantallas, a las que llamaremos parabrisas para distinguirlos de las de los cascos, dado que muchos de vosotros las montáis en vuestras Harleys cuando no las traen directamente de serie. Debemos de tener en cuenta que cuando llueva nos vemos obligados a mirar a través de dos superficies (las gafas o la pantalla y el parabrisas) que estarán empapadas por la lluvia.
*
Equipados con caso integral -más recomendable desde luego con la lluvia- giraremos de vez en cuando la cabeza mientras vayamos en marcha. Primero a un lado y luego al otro, para que al ofrecer al viento la forma curva de la pantalla se lleve las gotas fuera de nuestro campo de visión. Si además en esos momentos aceleramos un poco, añadiremos una fuerza extra para que se despeje más rápido.
Por alguna razón, desconocida para mí, los guantes de ahora no llevan, como antaño, en los setenta y los ochenta, el dorso del índice y el medio de la mano izquierda enfundado en una práctica gamuza; sin embargo sé de unas gomas semejantes a las limpiaparabrisas de los automóviles que se acoplan en el dorso del dedo índice. He oído que funcionan bien, pero no puedo hablar por propia experiencia.
*
Por otro lado, debemos alejarnos de las estelas de los coches, procurando ir solos; y colocarnos contrapeados, si viajamos en un grupo, en una fila de compañeros sobre dos ruedas.
Una de las situaciones más complicadas llega a la hora de acercarnos a los camiones antes de rebasarlos. La cantidad de agua que levantan llega a ser infernal en algunas ocasiones, a pesar de esas grandes alfombras de goma que llevan colgando en el extremo trasero de su carrocería. Cuando divisemos uno de estos pesados vehículos, haremos un pequeño cálculo a medida que nos vayamos acercando, teniendo en cuenta que habrá un momento en el que no veremos absolutamente nada, precisamente cuando estemos justo a un par de metros de las ruedas traseras. Si la carretera es de doble sentido, haremos el adelantamiento con mucha más distancia que en condiciones favorables y dejaremos pasar -esperaremos atrás- las curvas a derechas. Nos colocaremos en el carril de la izquierda mucho antes de llegar a la altura del camión, memorizaremos el recorrido y, una vez que nos hayamos asegurado de que el espacio del que disponemos es suficientemente amplio, confiaremos en la potencia de nuestro motor y aceleraremos con decisión, sin olvidar que habrá un momento, repito, en el que no veremos absolutamente nada. Es muy importante tener en cuenta esto para no asustarnos o no desconcertarnos en medio del torbellino acuático, para ello debemos confiar en el trayecto que hemos visto y memorizado antes de meternos de lleno en la turbulencia y acelerar con decisión para acortar más ese momento.
* Cuando no se ve casi nada, ver un poco, un poquito, marca la diferencia para tener que pararte o poder continuar. Por eso, muchas veces no hay que desesperarse dentro del casco, porque es muy común que el agua escurra formando reguerillos sobre la pantalla. Mirar a través de ellos puede permitirnos conducir con un control justo sobre la carretera.
Si no nos queda más remedio que circular de noche lloviendo por una carretera sin alumbrado e iluminando nuestro camino sólo con la luz de nuestra moto, hay pocas opciones porque a la escasísima visibilidad se añade la circunstancia de que la pintura del asfalto, las señales y los indicadores pierden toda su propiedad reflectante. Podemos usar como referencia las luces rojas de un vehículo que nos preceda en la distancia y procurar no acercarnos a él, si es que no va demasiado lento, y, si es así, intentar buscar un nuevo lazarillo que lleve una marcha que nos convenga, que, obviamente, no puede ser para batir ningún record. En general, circular pegados a la providencial línea blanca de la derecha, aunque queda prohibido pisarla, claro está.
Sobre la exposición a la lluvia, creo que todos sabéis sobradamente a estas alturas que la posición custom es la más expuesta de cuantas existen en la moto. Queda expuesto hasta el interior de las piernas. Por tanto, todas las Harley desnudas, sin carrocería, exigirán a su conductor que se equipe más a conciencia que nadie para hacer frente a la lluvia. Los monos de agua actuales son bastante efectivos. Muchas botas de carretera cuentan con un tratamiento que aguanta bastantes kms bajo la lluvia y para los guantes existen unas aparatosas manoplas impermeables, que si nos ha cogido el temporal sin ellas, podemos sustituirlas por unos guantes de gasolinera.
Un saludo.
Para separar conceptos, haremos una división de este artículo en dos apartados.
Conducir con lluvia y conducir sobre el suelo mojado son dos circunstancias que casi siempre se dan a la vez (recordemos la simpática costumbre que tienen casi todos los ayuntamientos de regar la calzada cada mañana), pero que tienen un tratamiento y una atención muy diferenciada.
Hablemos ahora de conducir bajo la lluvia y dejemos la conducción sobre mojado para el siguiente post.
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Lo primero que debemos hacer para paliarla en lo posible es procurarnos una pantalla del casco con tratamiento antivaho. Merece la pena que la incluya de serie nuestro casco y debemos acoplarle una completa o una adhesiva, si no es así. Aparte de las pantallas, existen unos prácticos sprays que aplicados sobre cualquier superficie acristalada impiden la aparición del vaho durante días, a veces durante semanas. Pero tanto si disponemos de una de estas pantallas como si no, podemos aplicar el viejo método de la patata cruda para que las gotas o los pequeños torrentes de la lluvia resbalen sobre ella. Tomamos una patata, la partimos por la mitad y restregamos su cara interna sobre la superficie de la pantalla o de las gafas; después de dejar secar ese jugo, deslizamos muy suavemente, apenas rozando, un papel de cocina para llevarnos sólo la neblina que el líquido de la patata ha dejado en la pantalla. Después, debemos reglar el casco para surcar la lluvia abriendo todas sus ranuras de ventilación.
Tenemos que hablar de las pantallas, a las que llamaremos parabrisas para distinguirlos de las de los cascos, dado que muchos de vosotros las montáis en vuestras Harleys cuando no las traen directamente de serie. Debemos de tener en cuenta que cuando llueva nos vemos obligados a mirar a través de dos superficies (las gafas o la pantalla y el parabrisas) que estarán empapadas por la lluvia.
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Equipados con caso integral -más recomendable desde luego con la lluvia- giraremos de vez en cuando la cabeza mientras vayamos en marcha. Primero a un lado y luego al otro, para que al ofrecer al viento la forma curva de la pantalla se lleve las gotas fuera de nuestro campo de visión. Si además en esos momentos aceleramos un poco, añadiremos una fuerza extra para que se despeje más rápido.
Por alguna razón, desconocida para mí, los guantes de ahora no llevan, como antaño, en los setenta y los ochenta, el dorso del índice y el medio de la mano izquierda enfundado en una práctica gamuza; sin embargo sé de unas gomas semejantes a las limpiaparabrisas de los automóviles que se acoplan en el dorso del dedo índice. He oído que funcionan bien, pero no puedo hablar por propia experiencia.
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Por otro lado, debemos alejarnos de las estelas de los coches, procurando ir solos; y colocarnos contrapeados, si viajamos en un grupo, en una fila de compañeros sobre dos ruedas.
Una de las situaciones más complicadas llega a la hora de acercarnos a los camiones antes de rebasarlos. La cantidad de agua que levantan llega a ser infernal en algunas ocasiones, a pesar de esas grandes alfombras de goma que llevan colgando en el extremo trasero de su carrocería. Cuando divisemos uno de estos pesados vehículos, haremos un pequeño cálculo a medida que nos vayamos acercando, teniendo en cuenta que habrá un momento en el que no veremos absolutamente nada, precisamente cuando estemos justo a un par de metros de las ruedas traseras. Si la carretera es de doble sentido, haremos el adelantamiento con mucha más distancia que en condiciones favorables y dejaremos pasar -esperaremos atrás- las curvas a derechas. Nos colocaremos en el carril de la izquierda mucho antes de llegar a la altura del camión, memorizaremos el recorrido y, una vez que nos hayamos asegurado de que el espacio del que disponemos es suficientemente amplio, confiaremos en la potencia de nuestro motor y aceleraremos con decisión, sin olvidar que habrá un momento, repito, en el que no veremos absolutamente nada. Es muy importante tener en cuenta esto para no asustarnos o no desconcertarnos en medio del torbellino acuático, para ello debemos confiar en el trayecto que hemos visto y memorizado antes de meternos de lleno en la turbulencia y acelerar con decisión para acortar más ese momento.
* Cuando no se ve casi nada, ver un poco, un poquito, marca la diferencia para tener que pararte o poder continuar. Por eso, muchas veces no hay que desesperarse dentro del casco, porque es muy común que el agua escurra formando reguerillos sobre la pantalla. Mirar a través de ellos puede permitirnos conducir con un control justo sobre la carretera.
Si no nos queda más remedio que circular de noche lloviendo por una carretera sin alumbrado e iluminando nuestro camino sólo con la luz de nuestra moto, hay pocas opciones porque a la escasísima visibilidad se añade la circunstancia de que la pintura del asfalto, las señales y los indicadores pierden toda su propiedad reflectante. Podemos usar como referencia las luces rojas de un vehículo que nos preceda en la distancia y procurar no acercarnos a él, si es que no va demasiado lento, y, si es así, intentar buscar un nuevo lazarillo que lleve una marcha que nos convenga, que, obviamente, no puede ser para batir ningún record. En general, circular pegados a la providencial línea blanca de la derecha, aunque queda prohibido pisarla, claro está.
Sobre la exposición a la lluvia, creo que todos sabéis sobradamente a estas alturas que la posición custom es la más expuesta de cuantas existen en la moto. Queda expuesto hasta el interior de las piernas. Por tanto, todas las Harley desnudas, sin carrocería, exigirán a su conductor que se equipe más a conciencia que nadie para hacer frente a la lluvia. Los monos de agua actuales son bastante efectivos. Muchas botas de carretera cuentan con un tratamiento que aguanta bastantes kms bajo la lluvia y para los guantes existen unas aparatosas manoplas impermeables, que si nos ha cogido el temporal sin ellas, podemos sustituirlas por unos guantes de gasolinera.
Un saludo.
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