Los del manicomio me han recordado este:
Un fulano pierde una rueda del coche. Esta sale rodando y se pierde, el tío acaba parado al lado de un centro psiquíatrico. Se baja y se queda mirando al coche, sin saber que hacer. Desde la valla del manicomio un interno le ve y le dice:
-Buenos días. Veo que no sabe qué hacer. Yo creo que si quita un tornillo de cada una de las ruedas que le quedan, y pone la rueda de repuesto con esos tres tornillos, podrá llegar a un taller, despacito, y soluciona la papeleta.
El tío se queda asombrado y le dice:
-Joder, claro.
Se pone con ello y, cuando ha terminado la operación, antes de irse le dice al interno.
-Muchísimas gracias, ha sido de gran ayuda. Me sorprende que esté usted en un manicomio...
Y el otro responde:
- Yo estoy aquí por loco, no por gilipollas.
Un fulano pierde una rueda del coche. Esta sale rodando y se pierde, el tío acaba parado al lado de un centro psiquíatrico. Se baja y se queda mirando al coche, sin saber que hacer. Desde la valla del manicomio un interno le ve y le dice:
-Buenos días. Veo que no sabe qué hacer. Yo creo que si quita un tornillo de cada una de las ruedas que le quedan, y pone la rueda de repuesto con esos tres tornillos, podrá llegar a un taller, despacito, y soluciona la papeleta.
El tío se queda asombrado y le dice:
-Joder, claro.
Se pone con ello y, cuando ha terminado la operación, antes de irse le dice al interno.
-Muchísimas gracias, ha sido de gran ayuda. Me sorprende que esté usted en un manicomio...
Y el otro responde:
- Yo estoy aquí por loco, no por gilipollas.