Cena de celebración del cumpleaños del rey. asisten a la cena toda la realeza, incluido el marqués Cirilo y el conde Nicanor. En esto que los invitados se sientan a la mesa.
Deslumbrados por el lujo de la mesa, la mujer del marqués de Cirilo le dice a su marido:
- ¡Ay! mira que cubiertos mas monos, son de oro puro con brillantes y esmeraldas incrustadas, anda, porfa coge uno de recuerdo, yo tengo que tener uno de esos en casa.
- Pero cariño, un poquito de por favor.
- ¡Ni por favor ni leches! tu me coges un cubierto ahora mismo.
- bueno, bueno, no te pongas así.
Así que el Marqués Cirilo disimuladamente coge un cuchillo y se lo guarda en el bolsillo de su túnica. Justo enfrente se sentaba el conde Nicanor y su esposa que vieron la "faena". La esposa, tanto envidiosa le dice a su marido:
- anda, cógeme tú uno a mi.
- pero cariño, ¡por dios! como voy a hacer eso.
- que yo quiero uno, si ella va a tener uno, yo también y, ¡no me discutas!
- bueno, lo que tu digas.
Así que con el mismo disimulo que Cirilo, Nicanor se dispone a coger el cuchillo, pero con los nervios le entra un tembleque en la mano, y el cuchillo golpea varias veces una copa.
¡clin! ¡clin! ¡clin!; se hace un silencio y, Nicanor sonrojado sin saber que hacer, se levanta y para salir del paso alza la copa y dice:
- Brindemos por su majestad, por que cumpla muchos mas, ¡felicidades Majestad!
todos brindan y Nicanor se sienta aliviado.
- de verdad, que torpe eres, pero yo no me quedo sin mi cuchillo, así que ya lo estas cogiendo.
- ¡Uf!, de verdad, mira que te pones pesadita, pero el cubierto es valioso de verdad.
Así que de nuevo se dispone a coger el cuchillo, pero nuevamente la mano le traiciona y vuelve a golpear la copa.
¡clin! ¡clin! ¡clin!; una vez más se hace un silencio sepulcral, por lo que Nicanor debe ponerse nuevamente en pie y dice:
- Un brindis por su majestad la reina; por ser tan buena anfitriona y estar tan guapa.
todos brindan y Nicarnor se siente de nuevo aliviado.
- eres un inútil, no eres capaz de coger para mi un miserable cuchillo.
- pero es que...........
- ni es que, ni nada, ¡quiero mi cuchillo y lo quiero ahora!
- pero es que no puede ser, ya ves que mi temblorosa mano no me lo permite......
- ¿que no te lo permite?, pues ya puede ir permitiendo porque, como no me consigas el cuchillo ahora mismo, te monto un espectáculo aquí delante de todo el mundo.
Así que el Nicanor, ante la furia de su mujer, decide volver a coger el cuchillo, pero...
¡clin! ¡clin! ¡clin! el silencio se hizo total y fríos sudores comenzaron a recorrer su frente.
Se pone en pie y viendo la cara de furia de su mujer dice:
- Permítanme que les haga un truco de magia, ¿ven este cuchillo que tengo en mi mano?, pues lo voy a hacer desaparecer. Lo introduzco en mi bolsillo, doy unos pases magicos y... ¡flus! ¡flus! ; ¡Ciriloooooooooooooooooo!, mira en el bolsillo de tu túnica...