Uves a todos!
Me presento: mi nombre es Tito y soy de A Coruña.
Mi pasión por las motos no sabría fecharla, sencillamente la siento desde que tengo uso de razón.
Mi currículum motero ha sido muy progresivo: .
- Suzuki TU 250 (La Juanita)
- Suzuki GS500 nueva (La Fernandita)
- BMW R850R (La Radegunda). Posiblemente la moto que más me marcó en mi vida. El primer año le casqué 22.000 kms y sin salir de Galicia salvo un finde en Sanabria.
BMW R1150RT (La MaRTina).
Grandísima moto para viajar… pero con un problema endémico jamás reconocido por BMW: el servofreno con ABS asociado al alternador. Cuando funciona eres capaz de parar los 274 kg de la RT (más mis 90) con un dedo sin esfuerzo.
Cuando falla el alternador (o la batería tiene algún problema o caida de tensión) la moto se queda con lo que BMW llama eufemísticamente “frenada residual”. En román paladino: NO FRENA.
Eso le paso a varios compañeros de mi grupo (hay literatura de sobra al respecto) y me pasó a mí entrando en una curva cerrada yendo a unos 80-90km/h… Al ver que no frenaba, clavé y el resultado fue moto dando vueltas de campana (pantalla y top case estaban para tirar…) hasta parar en un prado y yo arrastrón sin mayores consecuencias que una rodilla bastante perjudicada y su pie correspondiente algo dañado (mi Dainese Continental y los guantes me salvaron del resto…).
La moto la reparé, pero jamás volví a confiar en ella.
Y yo no soy capaz de ir en un vehículo sin confiar en él, así que me la saqué de encima y volví a las japos, que jamás me habían dado un sólo problema con una Suzuki V-Strom 1000 nueva (La Fina).
He de decir que mi situación familiar había cambiado mientras tenía la RT y siguió cambiando ya teniendo la V-Strom (hijos) y ya no me hacía los pedazo viajes que me hacía antes, así que mi kilometraje disminuyó drásticamente reduciéndose a 7/8000 kms al año.
Por esas fechas mi gran amigo desde el Instituto, con el que crecí, decidió cumplir su sueño y comprarse una Harley Roadster 1200, así que además de compartir todo lo que ya compartíamos, empezamos a rodar juntos.
Tanto rutas de un día (sobre unos 400kms) como findes por Asturias o Castilla, íbamos poniéndonos verdes por los
intercomunicadores y criticando feroz y cómicamente el mal gusto que tenía cada uno: yo a él por llevar un hierro de Micromachine y él a mí por tener una japo que no tenía alma (es lo que tiene la confianza de la amistad de toda la vida: como hermanos… )
Como la V-Strom no me llenaba, me escudé en las coces que daba el bicilíndrico al entrar en 4a en una rotonda y abrir gas (sí, me gusta ir en marchas largas…) y probé las Triumph Tiger 900 y Kawasaki Versys 1000.
Mido 1,86 y las motos trail (aunque jamás saldría yo de “lo negro”) me son sumamente cómodas, así que después de enamorarme de la suavidad de la Versys (puedes entrar en 5a en una rotonda a 30 y abrir gas saliendo la moto sin un sólo quejido…) esperé un par de meses y en Diciembre de 2018 compré la blanca de las dos primeras unidades que llegaron a Galicia del modelo nuevo 2019 (la otra era la naranja).
Y así seguimos, mi fiel compadre (es el padrino de mi hijo pequeño) y yo: él en su Harley y yo en mi Kawa Versys 1000 GT (La Geisha), haciendo nuestras escapadas.
Aquí he de hacer una mención especial a mi compadre, con el que he compartido desde carreteras ROTAS (pero de verdad) hasta autovías, mientras yo iba con mis suspensiones largas, mi protección aerodinámica cojonuda, mis puños calefactables, y todo tipo de mariconadas varias “de ayuda a la conducción”, él siempre ahí, sin más ayuda que su PASIÓN por su máquina (Veremunda, bautizada por mí), sin una sóla queja, sin una sóla pérdida de entusiasmo.
Este hecho se hizo todavía más palpable cuando en verano de 2009 decidimos dar una vuelta por Andalucía y entrar en el ferry en África con las motos desde A Coruña… Allá que nos fuimos, previa parada en Gibraltar (por aquello de hacer la vuelta por Portugal y hacer 3 países…) hasta que su goma trasera nos sorprendió con los alambres… (para un gallego es BRUTAL e INCREÍBLE el nivel de abrasión de los neumáticos en el Sur -y más con las temperaturas estivales-). Nuestras gomas en principio estaban para hacer esos kilómetros, pero su trasera se degradó de una forma increíble. El día que lo descubrimos habíamos amanecido en Conil y después de intentar conseguir una rueda, lo más pronto era HD Siebla, pero tenían que pedirla y siendo Agosto… íbamos a tener que esperar 3 días mínimo. Así que llamamos a su seguro y tuvimos que cambiar el entrar África por 3 días de descanso en un Hotel de Jerez…
Luego vino la pandemia, con todo lo que supuso… y nuestras motos estuvieron bastante paradas.
El caso es que yo este año me replanteé las cosas: mi moto era cojonudísima, comodísima, rapidísima y todos los -ísimas del mundo mundial… pero no me emocionaba ni lo más mínimo.
Ello, sumado a que los viajes en moto se han ido reduciendo por las necesidades familiares (ahora hemos entrado en la fase de cuidar de nuestros padres) hicieron que vendiera la Kawa y me comprara algo más pasional: una BMW R1200CL. Reamente me importaba un pijo si iba bien para todo lo que “podría” hacer, simplemente me encantó la moto, y la compré. En este caso de segunda mano, pero en unas condiciones excepcionales de todo: motor, y toda la moto en sí.
Pocos kms me hicieron falta para darme cuenta de que sus 308 kg más los míos se iban a 400 kilazos que hacen que no la disfrute como me imaginaba, especialmente en curvas lentas…
Y en esas estaba (sí, pero no… o tal vez…) cuando llegó el verano. Nosotros tenemos una segunda residencia en Alicante y el verano, la santa semana, las navidades y alguna fecha más siempre estamos allí.
… y ahí se forjó el “advenimiento”.
Allá por Marzo yo me quedé pillado con una foto que había visto de una Harley “carallo, no sé qué es, pero esta sí que me gusta…!!!” (le dije en su momento a mi mujer).
Así que me pasé por el Carrer d’Ocaña… para todo aquel que no conozca Alicante es una avenida donde concurren múltiples concesionarios, entre ellos Honda, Triumph (pegados y del mismo dueño) y como no… Harley Davidson…
Aproveché las vacaciones para probar, junto a mi santa, distintas motos de las citadas marcas (cosa que en A Coruña es totalmente IMPOSIBLE e IMPENSABLE).
Y llegué a Harley. Y todo fueron facilidades y excelente trato tanto por parte de Jose Planelles (gerente) como de todo su equipo.
Primero probé la Nightster 2022, con mi mujer porque tenían una biplaza.
Partiendo de la base de que JAMÁS había probado una Harley (sí, lo sé… mi compadre tiene una -que de hecho estuvo en el garaje de mi casa varios meses mientras él estuvo en el extranjero- y yo NUNCA JAMÁS quise probarla…) me pareció una moto de las más accesibles que he probado en mi vida… Una auténtica bicicleta, que va por donde tú quieres. Una de esas motos que a los 5 minutos sientes como si la hubieras llevado tooooda la vida.
Las únicas pegas que le veo son dos:
- el depósito… lo siento, pero me gusta que el depósito esté “en su sitio”, y no debajo del asiento y en su lugar el airbox.
- y que al lado tenían también para probar la Sportster S 1250 que me había enamorado en la foto vista en Mazo…
La probé (yo sólo porque esta la tenían monoplaza) y la primera vez me flipó todo menos el donut delantero que lleva. Me parecía infinitamente menos manejable que su hermana pequeña, la Nightster.
Realmente no sabía que hacer, así que Sebi (uno de los miembros de equipo del conce) me dijo: “Esas dudas sólo se pueden resolver probándola otra vez!!!” Así que la probé de nuevo… y mucho mejor. Sólo hay que adaptarse.
Cuando le pregunté a mi mujer “¿qué hago”? ella, que es un cieliño y me conoce bien me espetó: “Tú haz lo que quieras… yo sólo te digo que tu cara cambia en una u otra moto… y tu sonrisa dice: SPORSTER”.
Y ese es el motivo de todo este tocho: La Barbie ya está matriculada, pendiente de la documentación de la segunda plaza y su posterior homologación en la ITV.
Así que si no te has dormido con todo este ladrillo, graciñas por seguir con vida, por acogerme y salud, kms y birras para todos!!!
PD 1.- Como “no foto-no moto” y de la susodicha no hay porque todavía no la tengo, cuelgo foto que hizo mi mujer en el conce el primer día que fuimos a mirarla:
PD 2.- ¿Callos? No puedo con lo que es extrictamente esa parte del animal, pero ojito porque los pido siempre y -dejando las tajadas- me pongo tibio de garbanzos y salsa Me encanta!!!
PD.- ¿Tortilla? Sin duda una de las comidas favoritas de mi vida… Y no digo nada más porque igual que una MOTO es un motor, un chasis, un asiento y un manillar y que A MAYORES puede llevar maletas o no llevarlas, a gusto del propietario, pero que NO ENTRA EN SU DEFINICIÓN, una TORTILLA es patata, es huevo, es aceite y es sal. A MAYORES puede llevar cebolla, o pimientos o piquitos de gorrión, a gusto del consumidor, pero NO ENTRA EN SU DEFINICIÓN
Me presento: mi nombre es Tito y soy de A Coruña.
Mi pasión por las motos no sabría fecharla, sencillamente la siento desde que tengo uso de razón.
Mi currículum motero ha sido muy progresivo: .
- Suzuki TU 250 (La Juanita)
- Suzuki GS500 nueva (La Fernandita)
- BMW R850R (La Radegunda). Posiblemente la moto que más me marcó en mi vida. El primer año le casqué 22.000 kms y sin salir de Galicia salvo un finde en Sanabria.
BMW R1150RT (La MaRTina).
Grandísima moto para viajar… pero con un problema endémico jamás reconocido por BMW: el servofreno con ABS asociado al alternador. Cuando funciona eres capaz de parar los 274 kg de la RT (más mis 90) con un dedo sin esfuerzo.
Cuando falla el alternador (o la batería tiene algún problema o caida de tensión) la moto se queda con lo que BMW llama eufemísticamente “frenada residual”. En román paladino: NO FRENA.
Eso le paso a varios compañeros de mi grupo (hay literatura de sobra al respecto) y me pasó a mí entrando en una curva cerrada yendo a unos 80-90km/h… Al ver que no frenaba, clavé y el resultado fue moto dando vueltas de campana (pantalla y top case estaban para tirar…) hasta parar en un prado y yo arrastrón sin mayores consecuencias que una rodilla bastante perjudicada y su pie correspondiente algo dañado (mi Dainese Continental y los guantes me salvaron del resto…).
La moto la reparé, pero jamás volví a confiar en ella.
Y yo no soy capaz de ir en un vehículo sin confiar en él, así que me la saqué de encima y volví a las japos, que jamás me habían dado un sólo problema con una Suzuki V-Strom 1000 nueva (La Fina).
He de decir que mi situación familiar había cambiado mientras tenía la RT y siguió cambiando ya teniendo la V-Strom (hijos) y ya no me hacía los pedazo viajes que me hacía antes, así que mi kilometraje disminuyó drásticamente reduciéndose a 7/8000 kms al año.
Por esas fechas mi gran amigo desde el Instituto, con el que crecí, decidió cumplir su sueño y comprarse una Harley Roadster 1200, así que además de compartir todo lo que ya compartíamos, empezamos a rodar juntos.
Tanto rutas de un día (sobre unos 400kms) como findes por Asturias o Castilla, íbamos poniéndonos verdes por los
intercomunicadores y criticando feroz y cómicamente el mal gusto que tenía cada uno: yo a él por llevar un hierro de Micromachine y él a mí por tener una japo que no tenía alma (es lo que tiene la confianza de la amistad de toda la vida: como hermanos… )
Como la V-Strom no me llenaba, me escudé en las coces que daba el bicilíndrico al entrar en 4a en una rotonda y abrir gas (sí, me gusta ir en marchas largas…) y probé las Triumph Tiger 900 y Kawasaki Versys 1000.
Mido 1,86 y las motos trail (aunque jamás saldría yo de “lo negro”) me son sumamente cómodas, así que después de enamorarme de la suavidad de la Versys (puedes entrar en 5a en una rotonda a 30 y abrir gas saliendo la moto sin un sólo quejido…) esperé un par de meses y en Diciembre de 2018 compré la blanca de las dos primeras unidades que llegaron a Galicia del modelo nuevo 2019 (la otra era la naranja).
Y así seguimos, mi fiel compadre (es el padrino de mi hijo pequeño) y yo: él en su Harley y yo en mi Kawa Versys 1000 GT (La Geisha), haciendo nuestras escapadas.
Aquí he de hacer una mención especial a mi compadre, con el que he compartido desde carreteras ROTAS (pero de verdad) hasta autovías, mientras yo iba con mis suspensiones largas, mi protección aerodinámica cojonuda, mis puños calefactables, y todo tipo de mariconadas varias “de ayuda a la conducción”, él siempre ahí, sin más ayuda que su PASIÓN por su máquina (Veremunda, bautizada por mí), sin una sóla queja, sin una sóla pérdida de entusiasmo.
Este hecho se hizo todavía más palpable cuando en verano de 2009 decidimos dar una vuelta por Andalucía y entrar en el ferry en África con las motos desde A Coruña… Allá que nos fuimos, previa parada en Gibraltar (por aquello de hacer la vuelta por Portugal y hacer 3 países…) hasta que su goma trasera nos sorprendió con los alambres… (para un gallego es BRUTAL e INCREÍBLE el nivel de abrasión de los neumáticos en el Sur -y más con las temperaturas estivales-). Nuestras gomas en principio estaban para hacer esos kilómetros, pero su trasera se degradó de una forma increíble. El día que lo descubrimos habíamos amanecido en Conil y después de intentar conseguir una rueda, lo más pronto era HD Siebla, pero tenían que pedirla y siendo Agosto… íbamos a tener que esperar 3 días mínimo. Así que llamamos a su seguro y tuvimos que cambiar el entrar África por 3 días de descanso en un Hotel de Jerez…
Luego vino la pandemia, con todo lo que supuso… y nuestras motos estuvieron bastante paradas.
El caso es que yo este año me replanteé las cosas: mi moto era cojonudísima, comodísima, rapidísima y todos los -ísimas del mundo mundial… pero no me emocionaba ni lo más mínimo.
Ello, sumado a que los viajes en moto se han ido reduciendo por las necesidades familiares (ahora hemos entrado en la fase de cuidar de nuestros padres) hicieron que vendiera la Kawa y me comprara algo más pasional: una BMW R1200CL. Reamente me importaba un pijo si iba bien para todo lo que “podría” hacer, simplemente me encantó la moto, y la compré. En este caso de segunda mano, pero en unas condiciones excepcionales de todo: motor, y toda la moto en sí.
Pocos kms me hicieron falta para darme cuenta de que sus 308 kg más los míos se iban a 400 kilazos que hacen que no la disfrute como me imaginaba, especialmente en curvas lentas…
Y en esas estaba (sí, pero no… o tal vez…) cuando llegó el verano. Nosotros tenemos una segunda residencia en Alicante y el verano, la santa semana, las navidades y alguna fecha más siempre estamos allí.
… y ahí se forjó el “advenimiento”.
Allá por Marzo yo me quedé pillado con una foto que había visto de una Harley “carallo, no sé qué es, pero esta sí que me gusta…!!!” (le dije en su momento a mi mujer).
Así que me pasé por el Carrer d’Ocaña… para todo aquel que no conozca Alicante es una avenida donde concurren múltiples concesionarios, entre ellos Honda, Triumph (pegados y del mismo dueño) y como no… Harley Davidson…
Aproveché las vacaciones para probar, junto a mi santa, distintas motos de las citadas marcas (cosa que en A Coruña es totalmente IMPOSIBLE e IMPENSABLE).
Y llegué a Harley. Y todo fueron facilidades y excelente trato tanto por parte de Jose Planelles (gerente) como de todo su equipo.
Primero probé la Nightster 2022, con mi mujer porque tenían una biplaza.
Partiendo de la base de que JAMÁS había probado una Harley (sí, lo sé… mi compadre tiene una -que de hecho estuvo en el garaje de mi casa varios meses mientras él estuvo en el extranjero- y yo NUNCA JAMÁS quise probarla…) me pareció una moto de las más accesibles que he probado en mi vida… Una auténtica bicicleta, que va por donde tú quieres. Una de esas motos que a los 5 minutos sientes como si la hubieras llevado tooooda la vida.
Las únicas pegas que le veo son dos:
- el depósito… lo siento, pero me gusta que el depósito esté “en su sitio”, y no debajo del asiento y en su lugar el airbox.
- y que al lado tenían también para probar la Sportster S 1250 que me había enamorado en la foto vista en Mazo…
La probé (yo sólo porque esta la tenían monoplaza) y la primera vez me flipó todo menos el donut delantero que lleva. Me parecía infinitamente menos manejable que su hermana pequeña, la Nightster.
Realmente no sabía que hacer, así que Sebi (uno de los miembros de equipo del conce) me dijo: “Esas dudas sólo se pueden resolver probándola otra vez!!!” Así que la probé de nuevo… y mucho mejor. Sólo hay que adaptarse.
Cuando le pregunté a mi mujer “¿qué hago”? ella, que es un cieliño y me conoce bien me espetó: “Tú haz lo que quieras… yo sólo te digo que tu cara cambia en una u otra moto… y tu sonrisa dice: SPORSTER”.
Y ese es el motivo de todo este tocho: La Barbie ya está matriculada, pendiente de la documentación de la segunda plaza y su posterior homologación en la ITV.
Así que si no te has dormido con todo este ladrillo, graciñas por seguir con vida, por acogerme y salud, kms y birras para todos!!!
PD 1.- Como “no foto-no moto” y de la susodicha no hay porque todavía no la tengo, cuelgo foto que hizo mi mujer en el conce el primer día que fuimos a mirarla:
PD 2.- ¿Callos? No puedo con lo que es extrictamente esa parte del animal, pero ojito porque los pido siempre y -dejando las tajadas- me pongo tibio de garbanzos y salsa Me encanta!!!
PD.- ¿Tortilla? Sin duda una de las comidas favoritas de mi vida… Y no digo nada más porque igual que una MOTO es un motor, un chasis, un asiento y un manillar y que A MAYORES puede llevar maletas o no llevarlas, a gusto del propietario, pero que NO ENTRA EN SU DEFINICIÓN, una TORTILLA es patata, es huevo, es aceite y es sal. A MAYORES puede llevar cebolla, o pimientos o piquitos de gorrión, a gusto del consumidor, pero NO ENTRA EN SU DEFINICIÓN