Pues yo os cuento mi experiencia.
Antes de la Fat Boy tenía una Kawa VN 1600. Un pedazo de moto, enorme, espectacular, con un depósito en el que se podría pintar la Capilla Sixtina. Tremenda mente llamativa. Tan grande que, cuando me compré la Fat Boy y aún no la había vendido, mi padre creyó...