No te engañes
@51%SonofaBitch. Eso mismo que tú sientes, todos sentimos, lo lleva sintiendo el ser humano, y los animales, desde tiempos más remotos a la existencia de la O.A.
Todos tenemos aprecio o sentimientos por un perrito, un pez de pecera, una tortuga, un burro, un conejito o un árbol que nos vio crecer. También por un jarrón chino que nos regaló nuestra madre y lleva toda la vida en el salón, la casa en la que hemos vivido multitud de vicisitudes y tenemos que vender, o un reloj que compramos con esfuerzo y nos ha acompañado a todos nuestros viajes o cita con la que es nuestra pareja. Pasa con la que fue nuestra esposa y hemos compartido multitud de experiencias incluida la de tener hijos, pasa con cada coche que hemos tenido y nos ha acompañado en cada momento y hemos vivido mil experiencias, con incluso unas zapatillas con las que hemos corrido juntos bastantes maratones o rutas por montaña llenas de experiencias, sudor y lágrimas.
No estás solo, amigo. Todos cogemos aprecio a las personas y a las cosas, incluso a los lugares. A todos nos cuesta algún día despedirnos de cada uno de ellos por diferentes circunstancias. Unos porque se van (ley de vida), y otros porque tenemos que dejarlos con todo el dolor del corazón (por necesidad, porque ya no nos hacen la función que nos hacían, o porque ya no nos hacen el "tilin" que hace años sí, incluso cambiar de ciudad). Ese sentimiento que tú tienes lo tenemos y lo hemos tenido todos, en menor o mayor medida. La diferencia es saber despegarse si llega el caso, no atarse a nada y menos material, saber decir adiós porque sabemos que algo bueno vendrá después de ese paso difícil, y que, querido amigo, nada es eterno, ni siquiera nosotros. Todo es efímero y pasajero. Lo importante es el presente. El futuro o el pasado están en nuestra mente, y los sentimientos, son eso, cúmulo de experiencias agradables sumadas por los años, pero que no necesariamente tienen que seguir siendo así de agradables o necesarias siempre. Las circunstancias cambian. La adaptación es la que nos hace seguir adelante. La vida es así, no la hemos inventado ni tú ni yo (ponle toque musical).